Una semana después del fuerte terremoto que sacudió la costa del país, y que dejó por lo menos 587 muertos, 16 argentinos continúan desaparecidos en Ecuador, confirmaron fuentes diplomáticas, mientras las organizaciones humanitarias trabajan en la prevención de enfermedades vinculadas a la falta de servicios sanitarios.
"Es lo mismo el reclamo de 100, de 10 o de 1. Los queremos con vida, no queremos ningún argentino muerto. Nos angustia, y el reclamo de los familiares nos mata", dijo el embajador argentino en Ecuador, Luis Juez. El sismo también dejó 8340 heridos de diversa gravedad y más de 25.000 damnificados se encuentran en albergues.
En cuanto a los miles de damnificados ecuatorianos, intentan sobrevivir entre la escasez de comida y los riesgos de vivir sin los mínimos servicios sanitarios.
Al salir el sol, se lanzan a la tarea más importante del día: conseguir alimentos y agua que los mantengan hidratados, bajo los más de 30 grados que marca el termómetro. Para eso pueden acudir a lugares fijos de entrega, donde enfrentan colas kilométricas, o recorren su destrozado barrio a la espera de las unidades móviles con ayuda.
"Es una población que ha perdido sus viviendas. Están expuestas más de 20.000 personas viviendo en refugios; hay que tener cuidado con el suministro de agua, el lavado de manos, las picaduras de mosquitos", señaló a la agencia EFE la doctora Gina Tambini, representante en Ecuador de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Las condiciones de los sobrevivientes, que durmieron las primeras noches en parques y ahora comparten refugios, "hacen muy difícil" que se pueda cumplir con el protocolo de prevención para evitar la picadura del mosquito Aedes aegypti , que transmite el zika, el dengue y la chikungunya.
En las provincias de Esmeraldas, Manabí, Guayas y Los Ríos, las más afectadas por el sismo, ya circulaba el zika, y el desafío es evitar que el virus se expanda tras el terremoto. También está el riesgo de enfermedades como la hepatitis A o brotes de gastroenteritis y gripe.
Los expertos trabajan ahora para identificar a las mujeres embarazadas y asegurar que tengan la protección necesaria, dado que el mayor riesgo del zika es que puede causar microcefalia y otras enfermedades congénitas.
Otro de los riesgos es que con el terremoto "se pierde el 20 o 30% del agua potable en estas poblaciones", dijo Tambini. Y agregó que los esfuerzos se concentran en que llegue agua segura a los sobrevivientes, porque el agua puede ser fuente tanto de reproducción del mosquito como de brotes de enfermedades gastrointestinales.