La madre murió por graves quemaduras tras el incendio del motor de la barcaza con la que intentaban cruzar el Mediterráneo desde Libia. Pero antes de fallecer, entregó su beba a una joven compañera de viaje, que hoy por la mañana llegó a la isla italia na de Lampedusa con la pequeña niña de Mali sana y salva en sus brazos. La historia relatada por la prensa desató una ola de solidaridad en toda Italia con masivos pedidos de personas dispuestas a adoptar a Favour, la pequeña sobreviviente.
El barco patrullero italiano llegó hoy a la costa de Lampedusa con una veintena de personas a bordo, principalmente mujeres procedentes de Mali, muchas de ellas con graves heridas por quemaduras con gasolina. El grupo de refugiados fue trasladado al único centro de salud de la isla, y con ellos la pequeña Favour.
A su llegada la niña fue entregada al doctor Pietro Bartolo, el médico que trabaja en la pequeña isla, la más cercana a las costas africanas, que es el protagonista de la película sobre el drama de la inmigración "Fuocoammare" del director Gianfranco Rosi y que ganó el León de Oro en el último Festival de Berlín.
"Me abrazó, no lloró y se dejó auscultar sin quejarse", dijo Bartolo. La pequeña estaba un poco deshidratada y con la temperatura baja, pero ya se encuentra bien. "Es preciosa y muy dulce", agregó.
El médico de Lampedusa no niega que se ha encariñado con la pequeña, y que ha pedido que pueda ser él quien se ocupe de sus cuidados y posteriormente optar por su adopción.
De todas formas explicó que "están llegando llamadas de familias de toda Italia que quieren adoptar a la pequeña. El teléfono no ha dejado de sonar", relató.
Ahora un tribunal en Palermo será el que decida el futuro de la niña, señala el diario La Repubblica. "Si necesita un papá, aquí estoy yo. Estoy dispuesto a adoptarla", dijo el médico, que hace cinco años ya se hizo cargo de un tunecino de 17 años. "Es como si fuera mi propio hijo", señaló.
Durante la Berlinale, Bartolo criticó duramente la política europea de inmigración: "No creo que un muro o un alambre de púas vaya a detener a esta gente. Es necesario actuar sobre los países de origen. Nadie quiere abandonar su país", dijo entonces el médico que atiende desde hace 30 años a los inmigrantes que llegan a la pequeña isla mediterránea.