Europa respira tras salvar el primer asalto de una larga sucesión de elecciones con la amenaza del populismo de ultraderecha. El candidato apoyado por los ecologistas, Alexander Van Der Bellen, será el nuevo presidente de la República austríaca tras derrotar al ultraderechista Norbert Hofer 53,6% contra 46,4%. En tiempos de auge ultraderechista, que el neofascismo logre superar el 45% de los votos en uno de los países más prósperos del último se celebra en Europa como una buena noticia. Las mujeres dieron la victoria a Van Der Bellen. Según los sondeos a boca de urna, hasta el 68% optó por el ecologista.
Van Der Bellen, de 72 años, antiguo dirigente del partido ecologista y ex decano de la Facultad de Economía de la Universidad de Viena, era el candidato europeísta contra un Hofer que durante la campaña electoral llegó a amenazar con organizar un referéndum para sacar al país de la UE y que mantenía un discurso plagado de referencias racistas. Van Der Bellen, poco carismático, fumador empedernido y amante confeso de la literatura rusa del siglo XIX, dijo anoche que su victoria era el triunfo “de la Austria pro europea”. Hofer reconoció su derrota poco después del cierre de los colegios electorales, felicitó al ganador y pidió a los austríacos “ trabajar juntos”.
El candidato ecologista ya había ganado las elecciones presidenciales en mayo por un margen de apenas 31.000 votos, pero la ultraderecha impugnó el resultado alegando defectos legales. Miles de sobres de la votación por correo no cerraban bien. El Tribunal Supremo austríaco aceptó la denuncia y obligó a repetir las elecciones. La ultraderecha anunció anoche que esta vez no recurrirá el resultado. El referéndum británico para salir de la UE y la victoria de Donald Trump en Estados Unidos habían aumentado el miedo en Europa a una victoria de la ultraderecha populista, el mismo día que en Italia Matteo Renzi se jugó su futuro en el referéndum para la reforma constitucional. El auge ultraderechista tendrá otras oportunidades: Holanda, en marzo, en legislativas con Geert Wilders, y Francia, en mayo, en presidenciales con Marine Le Pen.
Las instituciones europeas aplaudieron el resultado. El presidente del Consejo Europeo Donald Tusk felicitó a Van Der Bellen y el presidente del Parlamento, Martin Schulz, dijo que la victoria del ecologista era “una gran derrota para el nacionalismo y el anti-europeísmo”. “El pueblo austríaco eligió Europa y la apertura”, dijo el presidente francés François Hollande. El jefe de la diplomacia alemana Frank Walter Steinmeier aplaudió el “buen presagio para Europa”.
La derrota de Hofer evita la llegada al poder por primera vez en Europa desde la Segunda Guerra Mundial de un dirigente de un partido ultraderechista, el FPO, cuyos antecedentes se remontan a grupos austríacos de SS nazis. El FPO, un partido de tendencias pangermanistas e irredentistas, juega incluso con arrebatar a Italia lo que llama “Tirol del sur”, un territorio que perteneció al Imperio Austro-Húngaro hasta 1919 y que todavía tiene bolsas de población de lengua germana. La mayoría de los cargos del partido, entre ellos Hofer, surgen de los círculos ultraderechistas y pangermanistas de estudiantes universitarios creados en el siglo XIX, los “Burschen-Schaften”, que durante la primera mitad del siglo XX promovieron la fusión de Austria y Alemania y alimentaron las filas de oficiales del nazismo