Daniel Goldstein, una de las figuras más influyentes en el campo del sonido en la industria española falleció inesperadamente la semana pasada.
Goldstein fue uno de los primeros en devolverle al cine español el sonido director, luego de años en los que la costumbre fue reemplazada - como en Italia - por el doblaje. Fue justamente a partir de El amor brujo (1986), de Carlos Saura, que se retomó esta herramienta clave.
Por su trabajo recibió tres premios Goya por parte de la Academia de cine de España: Todos a la cárcel (1993), Tesis (1996) y Los otros (2001), estas dos última realizada por Alejandro Amenábar.
Otros títulos de su carrera incluyen El viaje a ninguna parte, de Fernando Fernán Gómez, La mitad del cielo, de Manuel Gutiérrez Aragón, Remando al viento de Gonzalo Suárez, Las edades de Lulú de Bigas Luna, Alas de mariposa de Juanma Bajo Ulloa, Todo es mentira, Historias del Kronen, Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, Martín (Hache) dirigida por Adolfo Aristarain, El bola, Azuloscurocasinegro, Cleopatra, Elsa y Fred y Bajo bandera, entre muchas otras.
Trabajó junto a Álex de la Iglesia en su primer film, Acción mutante (1993) y con Santiago Segura en la saga Torrente.
Además de dedicarse al sonido también fue productor. Su ultimo trabajo en este campo es Despido Procedente, de Lucas Figueroa, que se estrena este año.