Luego de varios episodios de prólogo en The Walking Dead , la acción comienza a ampliarse y todos los personajes fijan posición de cara a una inminente batalla contra Negan ( Jeffrey Dean Morgan ). Todas las pequeñas pistas y las nuevas caras que aparecieron en esta séptima temporada muestran su razón de ser y la serie (que muchas veces fue acusada de estirar la acción) prueba que todo lo visto hasta el momento tuvo una razón.
El eje del nuevo episodio, titulado "Something They Need", estuvo puesto en cómo Rick (Andrew Lincoln), Michonne (Danai Gurira), Daryl (Norman Reedus) y casi todo el resto del equipo protagónico atacó aquella escondida sociedad compuesta por mujeres que Tara (Alanna Masterson) descubriera en uno de los primeros capítulos de esta nueva temporada. Desde ese momento era cuestión de tiempo para que Tara le contara a Rick lo que había visto y tras sus palabras, el grupo no dudó en tomar el lugar por asalto para incautar esas armas que tanto necesitan. Procuraron no matar a nadie, claro que ese intento de imponerse por la fuerza no fue bien recibido (porque a fin de cuentas Rick fue a robar algo y no a pedirles permiso). Luego de un momento de tensión en el que parecía que el plan iba a estropearse, un pequeño ejército de zombies terminó uniendo a ambos grupos y si bien eso no dejó de significar que Rick se llevara todas las armas, al menos le sirvió para contar con una suerte de beneplácito por parte de las mujeres. Y así, finalmente, el grupo logró reemplazar el arsenal que perdió a manos de los Salvadores.
En una segunda línea de acción, el episodio volvió a resaltar que Gregory (Xander Berkeley), el líder de la Colina, es la persona menos apta para ese cargo. En una escena que duró pocos minutos, el hombre hizo gala de una total incapacidad por ayudar a Maggie (Lauren Cohan) a la hora de matar a dos caminantes. Gregory dudó y dio vueltas hasta que se hizo cargo de su ineptitud y debió pedir socorro. Maggie mató a los dos sin transpirar una gota y se dio cuenta que él jamás había aniquilado a un zombie, un triste currículum para cualquiera que busca seguir vivo en ese mundo. De esta manera, la mujer gana puntos en su carrera a nueva líder de la Colina.
La otra subtrama que también avanzó fue la de Sasha (Sonequa Martin-Green) en la boca del lobo, o sea, en la guarida de Negan. Luego de verla despedirse de Jesus (Tom Payne) y Rosita (Christian Serratos) en el último capítulo, el episodio mostró a la mujer presa de los Salvadores después de una misión kamikaze totalmente fallida. Encerrada y bajo llave, Sasha debe fingirle lealtad al hombre del bate, quedando a merced de una situación que probablemente termine con su propio sacrificio.
Y así se establece el tablero ante una probable batalla contra Negan en el cierre de temporada. Por un lado, el grupo de Rick pudo conseguir no solo armas sino también varios aliados. Pero en la vereda opuesta, Negan no solo cuenta con un ejército mucho más preparado sino que incluso tiene en su poder a Sasha, otro recurso que le da ventaja con respecto a sus contrincantes. Aunque la última escena del nuevo episodio -en la que Dwight (Austin Amelio) se presenta ante los protagonistas con la intención de revelarles información vital sobre los Salvadores- podría ser la carta que le permita a Rick y los suyos asestarle un duro golpe al temible villano.
Y después de Negan... ¿qué?
Rick podría ser una especie de Negan o al menos esa parece la hipótesis de este nuevo episodio de The Walking Dead. Si bien el presunto héroe de la saga más de una vez utilizó la violencia como forma de establecer un orden social, en este capítulo esa idea se hace más patente porque por primera vez el personaje no dudó en atacar a una sociedad pacífica para conseguir su objetivo. Así es cómo continúa su camino de deshumanización en el que, irónicamente, busca restituir cierta humanidad entre las sociedades. Además, se establece que el personaje tendrá la eterna necesidad de un rival, de un enemigo que le permita justificar desatar su violencia interna. Eso mismo fue algo que Morgan (Lennie James) anunció en su regreso: Rick es cada vez más violento y probablemente le cueste mucho resignar esa faceta. Por este motivo es que la aparición de un Gobernador o de un Negan, siempre son importantes no solo para darle a la ficción una razón de ser, sino para que Rick pueda ocultar que en realidad él bien podría ser como ellos.
Lejos de buscar ocultarse para vivir en tranquilidad (como hizo la sociedad de mujeres a las que atacó) o de partir en busca de rumbos más pacíficos, la necesidad de matar a sus enemigos dejó de ser para Rick una cuestión de justicia. Pero a largo plazo esto podría significar que los guionistas terminen presos de su propio juego y no puedan evitar estancarse, porque hay algo que es ley en The Walking Dead: las temporadas son tan buenas como sus villanos y si bien Negan está permitiendo un puñado de capítulos que son de lo mejor de esta histsoria, también es cierto que su eventual muerte dejará a la ficción en un punto difícil de sostener. En este sentido no vale comparar lo que suceda en la serie con lo que pasó en las historietas (son medios distintos, con lógicas narrativas diferentes y lo que funciona en un lado, no tiene por qué funcionar en el otro), y por ese motivo es que buscar luego otro villano más malo estancaría a la acción en una sucesión eterna de enemigo- tras enemigo- tras enemigo, todos y cada uno de ellos más terribles que el anterior. El verdadero desafío de The Walking Dead no es Negan sino ver cómo pueden mantener vigente el atractivo de una serie que debe procurar replantear, en su octava o novena temporada, una fórmula que les permita mostrar a Rick desde un nuevo lugar.