Perry Farrell es "el señor Lollapalooza". El creó el festival para despedirse a lo grande -y con amigos- de su banda Jane's Addiction, la misma que volvió a activar muchos años después. Y cada vez que le preguntaron por el particular nombre del encuentro que se realizó en los 90 y renació en los 2000, se instaló en Chicago y empezó a tener sedes en otros puntos del planeta, citó a un capítulo de Los Tres Chiflados. ¿Pero existe ese capítulo?
La particular palabrita, Lollapalooza , refiere a algo inusual o inesperado. Y por más que busquen y busquen no van a encontrar ni a Moe, ni a Larry, ni a Curly, ni a Shemp ni a Curly Joe (atención millenials: Los Tres Chiflados fueron más que tres... pero siempre tres por vez) pronunciarla en uno de sus cortos. Probablemente Farrell lo haya imaginado -o alucinado- en alguna de esas madrugadas que, frente al televisor, pensaba cómo hacer la despedida de una banda más original de la historia.
En 2005, Lollapalooza renació y se reconfiguró como un festival de música en múltiples direcciones: indie, electrónica, rock y otras músicas, siempre con la apertura suficiente como para convocar a los consagrados y a aquellos éxitos del momento. En esta década decidió que la ciudad norteamericana de Chicago le quedaba chica y, desde 2011, empezó a expandirse. Primero fue Santiago de Chile, luego San Pablo, desde 2014 Buenos Aires y, desde 2015, Berlín. Así, "Lolla" busca competir en el campo global con otros festivales con sedes múltiples como Rock in Rio y Creamfields.
Este año, en el Hipódromo de San Isidro se esperan 100 mil personas por día, es decir un "sold out" (entradas agotadas) absoluto. El año recién empieza y ya sabemos que el festival de mayor convocatoria tendrá lugar este viernes y sábado.