Corea del Norte festejará mañana el 105 aniversario del nacimiento del fundador del país, Kim il-sung, y prepara un ensayo nuclear que podría incrementar la tensión con Estados Unidos y el presidente Donald Trump, quien le advirtió a su parte coreano, Kim Jong-un, que detenga el programa armamentístico.
Ante este escenario, y en la previa de los festejos en los que Corea del Norte mostraría al mundo parte de su poder de fuego, el mundo teme que desde Pyongyang se realicen ensayos nucleares que desaten una guerra en la península coreana.
Días atrás Estados Unidos envió hacia Corea del Norte el portaavionesCarl Vinson en respuesta a los informes de inteligencia norteamericanos que daban cuenta de una constante actividad nuclear en las bases del país asiático.
Tanto Estados Unidos como Corea del Norte buscaron en China un aliado clave para un hipotético enfrentamiento armado, aunque el jefe de la diplomacia de ese país, Wang Yi, se mostró cauto y advirtió que el país que desate el conflicto “deberá asumir las responsabilidades históricas” del mismo.
En esta misma línea, Rusia manifestó su preocupación por la escalada de tensiones entre ambas naciones e instó a evitar “actos provocativos” en esa región.
Se cree que el test nuclear podría realizarse mañana en medio de los festejos por el cumpleaños del fundador del país y abuelo del actual líder. Kim Jong-un no confirmó ni desmintió las versiones y criticó a Washington por el envío del portaaviones que podría derivar en “una guerra termonuclear”.
El primer ministro japonés, Shinzo Abe, aliado de Estados Unidos, respondió a estos dichos del jefe de estado coreano y lo comparó con el gobierno sirio que lidera Bashar al Assad.
En lo que podría ser un claro mensaje hacia el gobierno de Corea del Norte, días atrás Estados Unidos lanzó en Afganistán la denominada “madre de todas las bombas” que provocó la muerte de 36 soldados y destruyó túneles de conexión utilizados por los efectivos de ISIS.
El mundo mira con temor la actitud amenazante de Trump, que en sus primeros meses de gestión exhibió una actitud mucho más agresiva que la de Barack Obama y un discurso menos conciliador con respecto a la actitud de los países asiáticos. Mañana podría ser un día clave para definir el futuro del conflicto.