El papa Francisco encabezó esta noche una de las ceremonias más solemnes de la liturgia católica, la tradicional procesión del Vía Crucis, que se celebra en el Coliseo romano.
Se trata de replicar las 14 escalas que, según la iglesia católica, realizó Jesucristo antes de ser crucificado. Comienza en la Via dei Fori Imperiali, la avenida que lleva al Coliseo.
Decenas de miles de personas asistieron a los actos, muchos de ellos portando velas.
La procesión comenzó poco después de las 21:00 hora local (19:00 GMT), pero debido a los temores a posibles actos terroristas el Coliseo estuvo cerrado a visitantes desde horas antes para permitir a la policía revisarlo con artificieros, perros y otros equipos especiales.
Entre los portadores de la cruz figuraron católicos de Egipto, Portugal y Colombia, países que Francisco tiene previsto visitar este año.
Con tono serio, denunció "la sangre inocente que cotidianamente es derramada de mujeres, niños, inmigrantes y personas perseguidas por su color de piel, su pertenencia étnica o social y por su fe" en Cristo.
El papa argentino, de 80 años, no participó de la ceremonia caminando, sino que siguió la procesión desde un podio.
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