Su sonrisa entrañable delata un espíritu aventurero. Encuentra motivación en atravesar países y en carreras de largo recorrido. Se intuye que es un hombre que disfruta lo que hace. Yoshimasa Sugawara, a los 76 años, es una leyenda viviente del Rally Dakar. El japonés posee el récord Guinness de 34 presencias consecutivas en la competencia motora más exigente del mundo. Con el sueño de llegar activo al volante hasta los 100 años, esta temporada el experimentado piloto le sumó una participación más a su vasta estadística. "Es un gran logro haber estado en 35 ediciones. Mi agenda para todo el año gira en torno al Dakar", asegura mientras ordena su camión.
Sugawara (Otaru, Japón, 31 de mayo de 1941) nunca pierde la sonrisa. Recibe a LA NACION en su campamento mientras les brinda algunas instrucciones a los mecánicos que ellos mismo eligen en la marca Hino año tras año luego de competencias internas. Yoshimasa es uno de los encargados de evaluar sus evoluciones. "Quizás mi misión principal en todo esto sea preparar a las nuevas generaciones", confiesa.
Sugawara forma parte del exigente Dakar desde 1983. Ha competido en diferentes categorías: motos, autos y posteriormente en la clase reservada a los camiones. Lejos quedaron los tiempos de su debut a los 41 años después de leer por primera vez sobre el evento en la década de 1980 en una revista sobre motocicletas. Su estreno fue con un abandono, una situación infrecuente a lo largo de todas sus participaciones. En la actual, su camión no resistió más en la tercera etapa. En total acumula seis deserciones. "La navegación en ese inicio de 1983 era muy difícil. Estaba solo, sin nadie, fue una experiencia intensa. Incluso llevaba una rueda de repuesto en la espalda. No sabía cómo funcionaba todo esto", explica.
Luego de sus tres participaciones en motos, Sugawara compitió en autos entre 1986 y 1991. En ese período su mejor resultado fue un 22° lugar. En 1992 se subió a un camión para el recorrido París-Ciudad de Cabo y ahí empezaron a llegar las alegrías con los segundos puestos que logró en 1994, 1995, 1998, 2001 y 2005. "Cuando comencé a participar, en motos, mientras corría en las dunas del África, me fracturé una pierna. Eso fue lo más complicado que me tocó atravesar", confiesa.
Bautizado por los organizadores del certamen como "El abuelo del Dakar", Sugawara se sumó al recorrido que partió desde Lima el sábado 6 y que llegará a Córdoba el 20 de enero, exactamente dos semanas y 9.000 kilómetros después del inicio. Lamentablemente se perderá el tramo final de la aventura. "Me encanta la Argentina, es un país enorme con una gran cantidad de cosas para disfrutar. Los paisajes y las comidas son algunas de ellas", cuenta acerca del país que lo vio culminar 27° hace un año.
Además de competir, Yoshimasa cuida de su hijo Teruhito, quien también disfruta del espíritu aventurero a bordo de otro camión. El apodo de "El abuelo del Dakar" bien podría haber quedado en la nada cuando pensó en abandonar todo a los tres años de competir. Surgieron las dudas por las enormes distancias, los costos elevados y la barrera idiomática. Ideó un plan: esforzarse durante diez años para conocer minuciosamente los detalles de una competencia ruda y extrema al máximo. "Lo cumplí y entendí que aún me faltaba mucho por aprender", resalta.
Sugawara, que se alimenta a base de arroz cocido, se siente fascinado por la incertidumbre que genera cada una de las etapas de un Dakar. "Siempre siento que voy a debutar. Aquí nunca sabemos cómo será lo que viene hasta antes de correrlo", revela.
"Todavía estoy lleno de energía" asegura el competidor de 76 años antes de la despedida. Sus colaboradores sonríen. Nadie duda en cada una de las afirmaciones de Sugawara.