El ex presidente de Ecuador Rafael Correa visita desde esta mañana nuestra capital. En horas de la siesta recibió la distinción de Huésped de Honor por parte de la Cámara de Diputados de Santa Fe, y por la tarde estaba previsto que brindara una charla abierta sobre movimientos populares latinoamericanos en la sala Garay (sita en el Colegio Inmaculada).
Ante la Cámara Baja, el ex mandatario ofreció un discurso en el que pidió “reivindicar la política”, aunque aclaró: “nosotros lo poco o mucho que pudimos lograr lo logramos gracias a la voluntad de nuestros pueblos; tan sólo somos la imagen más visible de profundos procesos de cambio que estaban en el alma popular”.
Así, adelantó parte de su conferencia, al decir que “en principios de este siglo América Latina vivió no una época de cambios, sino un verdadero cambio de época: de justicia, de igualdad, soberanía y dignidad”.
Luego, se refirió a lo que él denuncia como “la judicialización de la política” que se está dando en Latinoamérica. “Cuando tu abogado te dice frente a todas las acusaciones que a diario recibimos que no existe absolutamente nada (en tu contra), pero que de todas formas te van a enjuiciar penalmente porque es una persecución política, sabes que los fundamentos de la República se están desplomando y que el pasado está de vuelta”, explicó.
“La ‘satanización’ del poder político ha sido una estrategia de inmovilización de los procesos de cambio”, continuó, y luego contrapuso “la razón de ser de la autoridad política: la búsqueda del bien común”.
“Paz no es solo ausencia de guerra, es sobre todo presencia: presencia de justicia, de desarrollo, de derechos humanos. Ya Gandhi nos decía que la pobreza es la peor forma de violencia. Paz sin justicia es sencillamente pacificación. La insultante opulencia de unos pocos en América Latina al lado de la más intolerable pobreza son también balas cotidianas en contra de la dignidad humana”, prosiguió ante el Cuerpo legislativo.
Para finalizar, Correa hizo suyas las palabras del cantante Silvio Rodríguez: “Yo seguiré apostando a lo imposible, seguiré siendo de zurda más que diestro y seguiré con la necedad de vivir sin tener precio”.