Suele suceder que en diferentes momentos del día comenzamos a sentir hambre y aunque falte un tiempo para la comida, no podemos esperar y compramos una barrita de cereal o un alfajor.
Esta sensación continua de tener hambre tiene como factor principal de origen diferentes costumbres de la rutina cotidiana. La cultura de ‘hacer dieta’ ha provocado que percibamos el tener hambre como algo malo, como algo que a menudo debería ser suprimido o ignorado.
De media, una persona necesita alimentarse cada tres o cuatro horas, aunque este tiempo puede variar de dos a cinco horas, dependiendo de los niveles de actividad y de cuánto alimento se ha consumido en la comida o en la medio mañana o media tarde anterior.
Cuando no dormimos lo suficiente, aumenta la grelina, nuestra hormona del hambre, la cual puede incrementar nuestro apetito y hacernos pensar que tenemos más hambre de lo normal.
Gran porcentaje de nuestro cuerpo esta formado por agua, por eso es importante consumir una buena dosis por día.
La cafeína es un diurético, lo que significa que ayuda a tu cuerpo a deshacerse de la sal y el agua extra, ya que te hace ir más al baño para orinar. Si tomas mucha cafeína, querrás aumentar la cantidad de agua que bebés regularmente.
En algunas ocasiones los bajos niveles de nutrientes en tu cuerpo pueden generar momentos de hambre. Las proteína, carbohidratos y grasas son tres tipos necesarios para poder mantener una dieta sana. La falta o el exceso de alguno de ellos puede llevar a que nuestro cuerpo nos envié señales que nos lleve a tener mas apetito que lo normal.