La temporada 2001/02 del Torneo Nacional de Ascenso (TNA) quedaría marcada como una de las campañas más recordadas de la historia de la categoría. Y es que más allá de lo simbólico y el romanticismo que significó el ascenso de Ben Hur de Rafaela, uno de los gigantes de todos los tiempos y sin dudas uno de esos clubes con una cultura de básquet innata, estuvimos ante uno de los mejores rendimientos que hayamos podido ver en aquella época.
Si hablamos de equipos efectivos, el más rápido que se nos puede venir a la cabeza es el que tuvo Libertad de Sunchales hace muy poco, contemporáneo en la 2017/18 y con un rendimiento arrollador que arrojó un 70,2% de victorias, ganando 40 de los 57 partidos que disputó en esa temporada. Brillante efectividad para los meses de competición de una temporada.
En el caso de Ben Hur, más allá del formato, la cantidad de equipos y de partidos que difiere de las ediciones de la actualidad, apenas perdió 7 partidos en total durante toda esa 2001/02, ganando 27 de los 34 encuentros y con un porcentaje de 79,4 de efectividad. En playoffs perdió apenas un partido barriendo dos de las tres series que jugó, y tanto en primera como segunda etapa de la fase regular fue una locomotora de triunfos. Sin dudas, tanto este Ben Hur como el Libertad del que hablábamos, son dos versiones de equipos que quedarán en la memoria por la firmeza con la que impusieron y desplegaron su juego.
Para los rafaelinos, que en este 2020 estarán cumpliendo 18 años de este ascenso que hablaremos, vale destacar que desde hace tiempo venían buscando el salto de categoría pero no lo venían consiguiendo. Eran protagonistas siempre, de esos equipos durísimos que todos candidateaban antes del arranque de temporada, pero que luego en el camino no llegaba a ese objetivo de campeonar y ascender.
Ben Hur ya se venía preparando para el salto de categoría, sabía que estaba pronto a llegar, por eso buscó ir allanando el camino, preparó el estadio, fue desarrollando equipos competitivos para aspirar a ese logro, y en algún momento tenía que darse. De adelante para atrás, en el 2001 había caído en semifinales contra Regatas Corrientes (3 a 2), en el 2000 cayó contra La Unión de Colón en cuartos (3 a 2) y en el 99 también había alcanzado semis cayendo ante el posterior campeón Quilmes (3 a 2).
A este siempre presente protagonismo le hacía falta un envión, una vuelta de rosca. Y fue entonces cuando llegó aquella temporada 2001/02 donde un equipo arrollador, algo que ya venía gestándose en campañas previas, terminó llevándose ese tan anhelado premio máximo que le quitaba el sueño a toda Rafaela.
Con Guillermo Narvarte al mando, que ya venía construyendo el equipo de antes, se armó un plantel importante con las llegadas de jugadores como Walter la Queca Storani, Fernando Posetto (capitán del equipo), Danilo Delset, un muy joven Raymundo Legaria, más el extranjero Damian Cantrell, Edgardo Agudo, Alejandro Coronel, Fabián Elías Saad, Lucas Martina, Sebastián Cagliero, Adrés Fáez y Adolfo García Barros.
"En Ben Hur pasó que hace tanto que el club quería ascender, que la venía luchando y luchando, pero no podía hasta que logramos hacerlo ese año que llegamos un par. Tenían a Damian Cantrell, ese americano blanco que era un fenómeno, y me acuerdo que ya venían haciendo el estadio porque querían subir a la A y sabían que cuando eso sucediera iban a necesitar la cancha. Ahí nos vamos con la Queca Storani, más el Nano Posetto que había ascendido con Luz y Fuerza un par de años atrás (NdR: ascenso en la 93/94), Legaria que venía de Gualeguaychú como un desconocido y fijate después lo que termina siendo como jugador. A Ray lo había llegado el Nano Posetto porque estuvieron juntos en Central, y ahí arrancó todo para él, después tuvo tantos años en Liga A saliendo campeón con Ben Hur, Boca y Peñarol", recuerda Danilo Delset, uno de los protagonistas de ese equipo.
Danilo llegaba para buscar el cuarto ascenso de su carrera profesional, recordando que ya venía con la experiencia de haberlo conseguido en Belgrano de San Nicolás, Quilmes de Mar del Plata y Gimnasia de La Plata. Justamente con el Lobo lo había ganado en el 2001, y a diferencia de los otros dos equipos, el alero no se quedó en La Plata para jugar la A sino que aceptó el desafío de mudarse a Rafaela y pelear por un nuevo ascenso.
Otro que llegó junto a Delset fue la Queca Storani. Walter, que luego se quedaría a vivir en Rafaela y ese año marcaría un punto de inflexión importantísimo dentro de su vida, también venía de ascender con Gimnasia, equipo que defendió las anteriores dos campañas, y con su llegada a Ben Hur logró su segundo título consecutivo dentro de la categoría. Fue el tercero para Storani, que en la 98/99 también ascendido con Quilmes.
"El año anterior Ben Hur había llegado a semifinales y un par de años también. La venía pegando en el palo. Eso ayudó a que había mucha ansiedad por así llamarlo, o expectativa en realidad, para que se logre el ascenso. Por otro lado, ya se lo encontró preparado porque tenía el estadio nuevo a un 90% terminado cuando se ascendió, entonces al año siguiente ya estaba el Coliseo del Sur finalizado y preparado. La verdad es que hubo toda una preparación previa de los dirigentes, de la ciudad, para jugar en la máxima categoría. Por eso creo que también se festejó tanto, nada fue repentino sino que fue trabajado, el club quería ascender", cuenta la Queca.
La realidad es que fue un año social y económicamente complicado para el país por la crisis que se vivió en aquella época, en aquel diciembre del año 2001. Para ese entonces la temporada del básquet argentino ya transitaba su calendario, aunque estábamos en el arranque del mismo y a posterior significó un panorama complejo. A todo esto, la temporada en Ben Hur había tenido algunas alarmas antes de arrancar aquella campaña histórica, y el propio Storani se refiere a tres de estos puntos.
"Al principio del año cuando se conformó el plantel Ale Coronel que era uno de los principales jugadores del perímetro, el 2 titular que lamentablemente por una enfermedad no está más con nosotros, pero en ese momento cuando había jugado en Posadas había tenido un accidente de tránsito, había tenido una complicación, debía viajar allá y no sabíamos si podíamos contar con él para el principio de la temporada. Teníamos armado el equipo para ir a buscar el ascenso y el primer traspié fue ahí antes de empezar la temporada".
"Cuando se eligió el extranjero, que era Damian Cantrell, un jugador que ya había estado en el club. Y en ese momento pasó lo de las Torres Gemelas. Me acuerdo que estábamos entrenando y justo tenía que viajar para acá. Estábamos entrenando y se acerca el preparador físico diciéndonos que había chocado un avión con las Torres... nosotros pensábamos que estaba bromeando, porque faltaban dos días de la fecha de salida de Damian rumbo a Argentina. Obviamente se retrasó todo y Damian llegó más tarde. Ahí fue otra situación, porque el plantel estaba armado y pensado para pelear por el ascenso, y ya recibiendo esas dos cosas antes de arrancar fueron bastante particulares".
"A nosotros también nos tocó ese año de diciembre del 2001 con el Corralito, una situación más en la que no sabíamos qué podía pasar, si se jugaba, si explotaba el país... fue un año muy lindo desde lo deportivo, desde la convivencia con los compañeros, pero en el medio de esos 10 meses de temporada yo me quedo con esas tres cosas puntuales: lo que le pasó a Ale porque no sabíamos si podíamos contar con él en toda la temporada; la llegada de Damian en el medio de lo que pasó con las Torres Gemelas: y después lo del Corralito, que el país explotaba... toda una temporada marcada por todos estos acontecimientos grandes. Después, sacando lo del Corralito, las dos situaciones se resolvieron y tanto Ale como Damian pudieron jugar con nosotros".
Para Storani aquel año primer año en Ben Hur fue por demás importante, siendo una de las figuras del equipo de Narvarte tras contabilizar 13,7 puntos, 7,0 rebotes y 1,3 asistencias en 33 presentaciones. Tanto peso tuvo Rafaela dentro de la vida de la Queca, que Storani jugó un total de 8 temporadas consecutivas dentro de Ben Hur, desde esa 2000/01 del ascenso hasta la 2008/09 inclusive. Toda esta incidencia en la Queca por parte de la BH, que en este 2020 está cumpliendo su 80° aniversario de vida, la explica el propio Delset.
"Ben Hur de Rafaela era un equipo que venía con mucha trayectoria, peleaba el ascenso siempre pero venía de un par de años que le faltaba la frutilla del postre. Ese 2001 me llaman para ir al equipo y no me olvido más que le hablo a la Queca Storani para decirle 'Vamos a Rafaela que vamos a ascender porque hay equipo'. Lo convencimos y mirá cómo se da todo: hasta el día de hoy la Queca está viviendo en Rafaela, se instaló ahí ese año, ascendimos, jugamos dos años de Liga A juntos y después se quedó que incluso volvió a ser campeón con Ben Hur", explica el esperancino.
Párrafo aparte para Damian Cantrell, que fue la máxima figura del torneo con una media de 24,6 puntos y 11,8 rebotes en 33 presentaciones. Sin dudas un distinto, recordado jugador que jugó tres temporadas dentro de la institución, siendo la tercera esta que nos concierne del esperado ascenso. Cantrell era uno de esos internos muy rendidores, desequilibrantes en la categoría, siempre con números superiores a los 20 puntos en la media de cada temporada.
La temporada arrancó con una victoria sobre Central Córdoba de Tucumán por 104-78, aunque luego llegaron dos derrotas consecutivas, primero contra Regatas Corrientes y luego contra Central Entrerriano. Llegarían entonces cuatro victorias consecutivas para los de Narvarte, contra La Unión, Echagüe, San Isidro y nuevamente ante Central Córdoba. Regatas frenó ese envión, y de hecho los correntinos fueron los únicos que pudieron ganarle dos veces en primera fase a la BH, tanto de local como de visitante.
Victoria ante Central Entrerriano de local, caída ante La Unión en Colón, y dos triunfos al hilo contra Echagüe de Paraná en Rafaela y contra San Isidro en San Francisco, redondearon una primera fase muy positiva para los santafesinos, que cada vez afinaban más y más su juego. Si bien el equipo se mostraba aceitado y esa etapa inicial había sido muy buena, con un balance general de 8-4, la realidad es que lo que llegaría después sería mucho mejor.
La segunda fase sería de lo mejor para la BH. Conseguiría un arranque demoledor de 7 victorias consecutivas, que sumadas a las anteriores de la anterior etapa serían nueve al hilo. En la octava presentación de esa segunda fase caería contra Ciclista de visitante en Junín, 3 triunfos seguidos contra Argentino, Central Entrerriano y Quilmes, y caída contra Deportivo Roca en la última jornada (85-77). ¿El saldo? Un excelente registro de 10 festejos sobre 12 posibles, adueñándose con el 1 de la regular.
Llegaron entonces los playoffs, y en el primer cruce, en cuartos de final, a Ben Hur le tocó toparse contra otro histórico como Conarpesa, que venía de eliminar a Quilmes en la reclasificación. Los patagónicos, dirigidos por la Pocha Pablo Coleffi, tenían en sus filas jugadores como Pablo Marani, Héctor Mínzer, Pablo Hoya, Pop Thornton, Leandro Ginóbili, Federico Sureda, Enrique Marina, entre otros.
Los rafaelinos arrancaron obviamente en casa, en el emblemático 17 de Junio, con victorias de 97-69 (Storani 21 puntos, Coronel 19 y Legaria 14) y 121-81 (Storani 26 puntos y 15 rebotes; Agudo 25 puntos con 4/6 en triples). La serie serie se mudó a Puerto Madryn, donde Conarpesa reaccionó y se impuso por la mínima de 85-84. Finalmente, a los dos días de esa derrota, Ben Hur se levantó y se quedó con el cuarto encuentro de la llave tras imponerse por 95-81 (Coronel 28, Cantrell 25 y Posetto 13). Fue 3 a 1 en el global.
El Lobo pasó a semifinales y allí se topó contra La Unión de Colón, que venía de ganarle en cuartos a Central en el cruce entrerriano. Los colonenses, dirigidos por Gabriel Picatto, llegaban con un muy interesante equipo donde aparecían nombres como los de Mario Romay, Eduardo Villares, Maximiliano Riolfo, Maximiliano Morel, y un grupo de jóvenes como Juan Pablo Cantero y Sebastián Cabello.
La serie, nuevamente comenzando en casa de Ben Hur, comenzó con victorias del local primero por 93-76 (Cantrell 26, Storani y Agudo 15, Coronel 13) y luego por 84-72 (partidazo de Cantrell, que la rompió con 38 unidades). La historia entonces pasó a Colón, donde los dirigidos por Narvarte no dieron chances de reacción y se llevaron el tercer juego: 85-71 en tierras entrerrianas con una brillante noche de la Queca Storani, barriendo 3 a 0 la serie y clasificándose a la final del torneo por primera vez en su historia.
Llegó entonces la gran definición por el título, donde al haber liquidado la serie de semis bastante temprano, Ben Hur tenía que esperar a su rival. El contrincante llegó de Junín, con un Ciclista que dejó en el camino a Deportivo Roca por un desgastante 3 a 2 y que era dirigido por el emblemático Mario Guzmán. El verdirrojo tenía un gran equipo también, con el Chuni Merlo, el Vasco Aispurúa, el Negro Ezequiel Lamas, Julio Mázzaro, Andrés Rodríguez y Steve Anderson.
Pero Ben Hur estaba en un momento prácticamente intratable, y nuevamente en el 17 de Julio arrancó con dos victorias tremendas que lo dejaron a un paso de la gloria. Primero fue por 94-70 (Agudo 22, Coronel y Legaria 13, Storani 12 y Cantrell 11), y después por 96-87 (Coronel 20, Cantrell 19 y Legaria 15). Todo a pedir para los rafaelinos, que se llevaron un primer juego holgado y el segundo, aunque mucho más peleado, también.
Así, con la ambición de definir la historia lo antes posible, la emocionante final se trasladó a Junín donde, una vez más, el cuadro de Narvarte volvió a sumar otra victoria para concretar ese sueño tan buscado y ansiado: 101-90 en cancha de Ciclista, con un Cantrell en estado sublime y dominante (36 puntos) y destacando también el aporte de Storani (17 puntos), para barrer otra serie por 3 a 0 y lograr el título de la temporada, ascendiendo en consecuencia a la Liga Nacional. Los de Guillermo Narvarte, que fue elegido el mejor entrenador de aquella temporada, reafirmaron su contundencia desde el primer día del torneo hasta el último.
"El secreto que tuvo ese equipo fue la humildad con la que encaró el torneo desde el primer hasta el último día, jugando de igual a igual en cualquier cancha pero nunca creyéndose más que nadie. La única cábala del equipo fue el trabajo permanente", relata Storani, haciendo una reflexión de la simpleza que define a esta versión tan arrasante del Lobo.
"Más allá de lo deportivo, se armó un grupo humano excelente. Ese mismo grupo humano se vio reflejado también en lo deportivo, con mucha generosidad a la hora de jugar y cada uno sabiendo muy bien su rol. Se ganó con mucha contundencia. Recuerdo que fue un equipo que dentro de la categoría marcó un altísimo porcentaje de partidos ganados, se perdió muy poco y de hecho en playoffs se perdió apenas un solo partido liquidando todas las series por 3 a 0. La verdad es que tengo un gran recuerdo", agrega la Queca.
¿Cómo se vivió en Rafaela? La sede de calle Saavedra estuvo repleta para seguir por pantalla gigante todas las incidencias de aquella noche en Junín. Y si bien esa misma noche del domingo 19 de mayo toda Rafaela rugió de alegría, la fiesta continuó al día siguiente cuando toda una caravana, interminable, con vehículos rodeando la llegada del equipo en la tarde del lunes (el plantel se quedó esa noche en Junín para darle tiempo a la gente y llegar a la ciudad en un horario donde todos puedan acercarse al festejo) en su travesía desde Junín hasta el "17 de Junio". De costado al micro, autos, bocinazos y mucho afecto para recibir a un equipo que quedó grabado dentro de los grandes hitos deportivos de la ciudad.
Delset, que tampoco se olvidará jamás de ese ascenso, recuerda que toda la ciudad santafesina vivió el encuentro a través de pantalla gigante y por la señal televisiva, algo que hizo que una verdadera fiesta espere a todo el plantel de regreso a Rafaela, recibiendo la llamada telefónica con un ídolo de la ciudad y un referente del básquet argentino como Marcelo Nicola.
"Recuerdo que ascendimos en cancha de Ciclista, en Junín, y nos quedamos hasta el otro día para que también la gente nos reciba. Veníamos todos festejando en el colectivo y de ahí nos pusieron en comunicación directa con Marcelo Nicola desde Italia para que nos felicite a todos. Una sorpresa. La verdad es que me gusta mucho contar este tipo de cosas, no sirve de nada guardarlas, porque siento que a través de ese relato uno transmite todo lo hermoso que vivió y lo que el básquet me enseñó".
Para la Queca Storani ese recuerdo del campeonato de Ben Hur con el ascenso a la Liga Nacional será algo imborrable, y más allá de que todo Rafaela y toda la competición lo tendrá presente por siempre, sin lugar a dudas para el pergaminense de 50 años, hoy entrenador de Independiente de Rafaela (equipo donde se retiró, colgando las zapatillas el año pasado a los 49), aquella temporada 2001/02 será algo grandioso que lo marcó para toda la vida.
"Lo tengo muy presente, siempre, en todo momento. En mi caso particular yo ese año del ascenso que llegue ya me quedé viviendo en Rafaela hasta el día de hoy, y la gente constantemente te lo refresca, más que en mi caso sigo ligado al básquet. Fue un gran recuerdo, un gran equipo que se formó para ascender. Lo que tiene el ascenso algunas veces es que aparece un tapado y asciende, pero en este caso creo que nosotros eramos candidatos desde que se armó el equipo, el objetivo era ascender sin dudas. Ese año en Ben Hur va estar presente para siempre".