“Que lindo sería que Messi salga a hablar de Vicentin”, se ríe Sebastián Vidal en medio de una charla que ya no se sabía si era de fútbol, de política o de filosofía. “Es difícil que un futbolista que le fue bien quiera cambiar el mundo, porque el sistema lo beneficia y la meritocracia está tan instalada en el fútbol como en el resto de la sociedad”, resalta.
“Te dicen que cualquiera puede llegar y después te ponen las excepciones como regla. Por eso yo valoro tanto cuando salen jugadores como el Patón Guzmán” agrega, como poniendo distancia de esa élite de jugadores, como si él mismo no formara más parte de ese mundo.
Quizá por ser un futbolista de mandato cumplido (como se autodefine desde su retiro), o quizá por el hecho de haber jugado varios años en equipos del ascenso, se muestra a sí mismo como lejos de ese glamour o esa fama. Si bien no tuvo la continuidad que esperaba en Boca -donde debutó con 19 años-, en Unión de Santa Fe y en Temperley recuerdan con gran cariño a este volante central que, además, pasó fugazmente por la CAI de Comodoro Rivadavia, y después vistió las camisetas de Patronato, Estudiantes de Caseros, Dock Sud y Excursionistas en el ascenso.
En la charla se le nota el esfuerzo por mostrarse como un pibe común de Avellaneda, que está por recibirse de economista en la UNDAV (Universidad Nacional de Avellaneda) y que además del fútbol tiene otros intereses. Sin embargo, rápidamente vuelve a colocarse como jugador para aclarar que, en realidad, todos los jugadores son gente “común”.
“La forma en la que trata el capital al trabajador es en todos lados igual, en algún lado te pueden pagar un poco más que eso está bueno, y estaría mejor que no solo pase en el fútbol, pero en el fondo no estamos menos cohersionados que en otras profesiones” dice Vidal, como si tuviera que demostrar permanentemente que también son trabajadores y que el sistema capitalista funciona de la misma forma .
No es un sentimiento de culpa, porque tiene muy en claro cuales son los valores que a él lo diferencian del mundo empresarial que rodea al fútbol. Tampoco es patear la pelota para otro lado, sino todo lo contrario. Sebastián Vidal se puso la cinta de capitán del equipo que no quiere hacer sentir responsable ni al fútbol ni a los jugadores de un sistema que está corrompido mucho antes que ellos llegaran.
“Hay un lazo importante entre el poder, el fútbol y el mundo empresario. El caso de Macri es el más exponencial pero hay varios dirigentes de fútbol que son así y son nuestros patrones, y como pasa en todo el mundo del trabajo, muchos se creen que porque te pagan un sueldo se creen que son el dueño de tu alma”, destaca, volviendo a comparar al futbolista con otros laburantes. No niega que a veces son los salarios exorbitantes lo que le quitan al jugador todo acercamiento con la realidad, pero hay toda una declaración de principios en ese lugar que eligió ocupar como trabajador.
Capitalismo, neoliberalismo, resistencia, trabajo, patrones, meritocracia, oligarquía, economía, revolución, transformaciones, popular, son conceptos que este ex mediocampista central tiene absolutamente arraigados, usa los términos con fluidez y hasta tiene incorporado el lenguaje inclusivo. Podríamos haber hablado de lo bien que jugaba Fernando Redondo, lo desvalorado que fue Battaglia (con quien compartió plantel), pero rápidamente la charla se fue a la pregunta sobre cómo funciona una sociedad que tiene policías que pueden matar impunemente a una persona por ser negra, pero después llenan los estadios para aplaudir lo que hacen en una cancha jugadores como LeBron James.
Si ya es difícil que un jugador al que le fue bien rechace los privilegios que la sociedad le da, ahí viene el segundo problema. Dice Sebastián: “Una vez que llegan, el poder intenta cooptarlo pero nunca lo terminan aceptando del todo. Te van haciendo lugar pero, para ellos, nunca dejas de ser un pibe de Fuerte Apache”. Vidal tiene claro que trabajan para un patrón y que en el salario no solo se paga talento, sino que muchas veces se paga silencio y complicidad que el jugador muchas veces confunde con “ser parte”.
Ahí es donde vuelve a reivindicar a su amigo Juan Cruz Komar, que en algún momento fue conocido porque Clarín le levantó una declaración donde él decía el vestuario de Boca “estaba lleno de gorilas”.
“En aquella nota lo cuidaron poco, lo expusieron siendo muy chico y probablemente le haya costado su lugar en Boca, pero Juan es capitán de Talleres y está haciendo una gran carrera sin haberse callado nunca y eso es muy valorable”.
Junto con Komar, Macarena Sánchez y otros jugadores y jugadoras, armaron la agrupación política “futbolistas unides”, donde decidieron organizarse colectivamente para luchar “por un fútbol más democrático, más feminista y con perspectiva en derechos humanos”. “En nuestro logo hay un pañuelo verde y una bandera de los pueblos originarios. La ideología está presente”, destacan.
La ideología, la militancia, los derechos humanos. Otra vez toda una batería de conceptos que no vienen del fútbol y que lo definen quizá más que la identidad de futbolista. “Empecé a militar a los 17 y debuté en primera a los 19. Solo que al principio lo mantuve como cosas separadas. El fútbol era mi trabajo y la militancia la hacía en el barrio y era lo que más me gustaba”. Sin embargo, reconoce que con los años, su paso por Excursionistas -un club de arraigo popular-, las voces de varies colegas que fueron saliendo en ese mismo momento, y la situación política previa a las elecciones del 2019 lo llevaron a entender el fútbol como otra trinchera en la que había que organizarse “Si Néstor no dejaba las convicciones en la puerta de la Casa Rosada, yo tampoco las podía dejar en la puerta del vestuario”.
En la actualidad, Vidal es Secretario de Deportes de la Municipalidad de Avellaneda, pero aclara: “No soy un futbolista que se volcó a la política”. “A veces veo ejemplos como los del Colorado Mc Allister que nunca hizo política ni nada, le ofrecieron un cargo y lo agarró. No es mi caso, yo soy un militante. La gestión pública hoy es un trabajo pero no en cualquier condición y en cualquier lugar”. agrega. Desde la función pública cree que la prioridad hay que ponerla en los clubes de barrio que son “las arterias del deporte en la Argentina” y trabaja bastante con el Ministro Matías Lammens y con Inés Arrondo, la Secretaría de Deportes de la Nación.
Dado a que no viene de una familia militante, destaca: “Soy primera generación”. Vidal se siente un bicho raro siendo militante en el fútbol, pero también se siente raro siendo un funcionario que llega desde el fútbol sin buscar un cargo, sino tratando de reivindicar su trayectoria en la militancia.
Reconoce que Néstor y Cristina fueron responsables de involucrar a su generación a la política, aunque asegura que su formación ideológica la sacó de John William Cooke, quien sintetiza los valores por los cuales él milita. Para este futbolista militante sus referentes en la política estaban claros, pero no fue tan fácil hacer lo mismo dentro del fútbol. Quizá por las contradicciones que genera Maradona en este último tiempo, quizá porque por su juventud no llegó a recordar a Sócrates, quizá porque el fútbol todavía necesite más como Sebastián Vidal que estén dispuestes a cambiar todo lo que deba ser cambiado.