La Casa Real de Inglaterra anunció esta mañana el fallecimiento del príncipe Felipe, el esposo de Elizabeth II, la reina de Reino Unido. Si bien entre sus títulos se encontraba el de Alteza Real, nunca fue Rey, debido a una curiosidad en la sucesión del Reino Unido.
Felipe Mountbatten nació "en cuna de oro", ya que era parte de la casa real griega. Sus padres fueron el príncipe Andrés de Grecia y Dinamarca y de la princesa Alicia de Battenberg, y de hecho tuvo el título de Alteza Real desde su nacimiento.
En 1947 se casó con Isabel II, y pasó a ser además Duque de Edimburgo, conde de Merioneth y barón Greenwich, ingresando así a la realeza británica. Recién en 1957 recibió el título de Príncipe de manos de su esposa, aunque ella ya era reina desde 1952.
A pesar de lo que se puede pensar, el hecho de estar casado con la reina no transformó inmediatamente a Felipe en rey. La ley sucesoria británica indica que si un hombre de la realeza se casa, su esposa toma la forma femenina de su título. Es decir, que si un rey se casa, su esposa sí será la reina.
Ese no es el caso cuando la que se desposa es una mujer. Según explica el sitio Readers Digest, el marido no puede tomar su título de ninguna manera. El caso de Felipe fue un poco más extremo, ya que además casi tuvo que renunciar a su apellido.
Cuando se casó, se esperaba que la casa real británica pasara a llamarse de Windsor a Mountbatten, pero la oposición de la reina María y el canciller Winston Churchill pusieron freno a sus planes. De hecho, sus únicos descendientes que llevan su apellido son los que no tienen aspiraciones reales.
Felipe mantuvo los títulos de la corona británica hasta su muerte, aunque renunció a los de Grecia y Dinamarca al casarse. En el 2017 se apartó de la vida privada. En el 2019 comenzaron sus problemas de salud, que se agravarían en el 2020. Finalmente, murió en la mañana del 9 de abril de 2021.