Aún perdura en las retinas de los más fanáticos del fútbol la ajustada derrota ante Atlético de Rafaela por 1-0 en un desempate en Rosario. Eso derivó en que perdiera la categoría después de 19 en Primera División, pese a realizar una campaña sobresaliente de 30 puntos, que en muchos caso sería para ingresar a una copa internacional.
Sin embargo, el promedio era muy bajo y, en la recta final, no le alcanzó y dejó su lugar, producto de los malos manejos dirigenciales que a la larga le terminaron costando caro. Así y todo, lo que más se recuerda de aquel campeonato fue el sentido de pertenencia que volvieron a mostrar los hinchas y que los mismos jugadores sintieron como propio, dandose a lugar una unión dificil de olvidar.
Colón le ganó a Olimpo de manera agónica con el gol de Lucas Alario y llegó a este duelo definitorio ante la Crema con nada en nafta en el tanque. De igual manera, salió a jugar con el mismo amor propio y, para no quedarse atrás, el hincha, que de sufrir hasta el final sabe y mucho, aportó lo suyo acompañando en masa al equipo hasta el Gigante de Arroyito. Fueron cerca de 20.000 personas que coparon las tribunas y que algunos dicen que pudieron ser más si se ponían a la vanta más entradas.
Después el final sería el más triste, pero paralelamente lo que más se recuerda y llena de orgullos fue otra demostración de fidelidad y amor por la sangre y luto.