El festejo tuvo dos colores: rojo y negro. Colón rompió muchos pronósticos: hacía casi 19 años que el sabalero no ganaba en el estadio tatengue. La última vez fue el 21 septiembre de 1998 (2-0, con goles de Esteban Fuertes y Pablo Ricchetti). Ese mismo resultado se repitió después de tanto tiempo para que los festejos se volvieran interminables. Fue con los goles de Guillermo Ortiz y Yamil Garnier, que quedaron en el recuerdo de los Sabaleros con el emocionante relato de Fabián Mazzi. Fue el 18 de marzo de 2017.
Como dijo el técnico del ganador, Eduardo Domínguez (concepto compartido por su par Juan Pablo Pumpido), “hay cotejos que se definen en los detalles”. Pero para que esos detalles arrojaran el resultado esperado había que ser efectivos. Colón lo concretó y ganó el clásico ante Unión porque “usó la cabeza”. En dos jugadas “calcadas”, primero Guillermo Ortiz y después Yamil Garnier, con sendos frentazos, sometieron a Nereo Fernández. Las jugadas y los goles pusieron en evidencia la ingenuidad de la defensa local, pero también el aprovechamiento integral que el visitante logró en dos jugadas de pelotas quietas.
La diferencia terminó siendo holgada para Colón. Lo que sorprendió fue la falta de respuesta de Unión. Jugó mal, confundido y nunca se animó a cambiar. Cometió errores tácticos y técnicos que justificaron el traspié. Atrás quedó lo realizado una semana atrás en el Monumental.