Las preocupaciones sobre la inflación, la economía, los efectos persistentes de la pandemia y otras crisis globales lograron que el estrés en la Argentina llegara a niveles récord. Uno de los mayores mecanismos para enfrentar ese estado es comer.
Si bien no podemos eliminar todas las fuentes principales estresantes en nuestras vidas, podemos controlar, hasta cierto punto, el impacto que tiene en nuestros cuerpos.
Los investigadores no están seguros de por qué las personas reaccionan de manera diferente al estrés, pero algunos estudios sugieren que podría tener que ver con la resistencia a la insulina. Eso puede causar cambios en la actividad cerebral, de modo que cuantas más personas se sientan estresadas, más anhelan alimentos poco saludables. La resistencia a la insulina es un precursor de la diabetes tipo 2 y es más común en personas con obesidad.
Hay muchos mecanismos biológicos que explican por qué el estrés y la ansiedad pueden hacer que las personas acumulen kilos no deseados. En algunos casos, el aumento de peso puede convertirse en una fuente de estrés y estigma que alimenta un mayor incremento del peso.
Cuatro consejos para reducir los antojos de comida chatarra
Si la vista, la memoria, el olfato o incluso una imagen de la comida chatarra favorita son suficientes para desencadenar los antojos, estas son algunas de las formas de ayudar a controlarlos:
Tomar agua: Si se tiene ganas de comer un alimento específico, beber un vaso grande de agua y luego esperar unos minutos. El antojo podría desaparecer.
Tener alimentos saludables: Si se desea evitar consumir comida basura todo el tiempo, mantener alimentos saludables en casa. En lugar de tener papas fritas o galletitas poco saludables, apelar a los frutos secos como almendras y nueces.
No saltear las comidas: Cuando no se siente hambre, es mucho más fácil evitar cualquier antojo. Comenzar el día con un desayuno saludable y luego seguir con un almuerzo y cena nutritivos.
Hacer ejercicio: Ya sea que los antojos se deban al hambre, el aburrimiento o la falta de motivación, salir al gimnasio podría ayudar a mantener los objetivos de dieta. El ejercicio no solo ayuda a distraerse, sino que también reduce los antojos significativamente.
Educar el cerebro
Comer una porción de fruta fresca unos cinco minutos después de las sesiones diarias de meditación ayuda al cerebro a asociar los alimentos más saludables con la relajación, encontraron los investigadores. Después de solo una semana de esta práctica, la actividad cerebral de los participantes mostró que estaban comenzando a ver la fruta como un alimento reconfortante. Incluso el solo hecho de comer la fruta solo hizo que los participantes se sintieran menos estresados, dijeron los investigadores.
“Cada vez que suceden dos cosas al mismo tiempo, tu mente crea una conexión entre ellas”, señala A. Janet Tomiyama, directora del Laboratorio de Dieta, Estrés y Salud de la Universidad de California en Los Ángeles, a The Washington Post. “Al combinar la relajación y la fruta, tu mente comienza a verlos como la misma cosa. Después de un tiempo, ni siquiera necesitará hacer los seis minutos de relajación: todo lo que tendrá que hacer es comer la fruta y obtendrá el mismo beneficio de relajación”.
Cenar en familia
Cenar en familia también puede ayudar a las personas a reducir el estrés, según la Asociación Americana del Corazón. En una encuesta de 1,000 adultos, el 91% de los padres dijo que sus familias estaban menos estresadas cuando compartían las comidas. El 84% dijo que deseaba poder tener comidas familiares con más frecuencia.
La mayoría dijo que las cenas familiares les recordaban la importancia de conectarse con los demás y tomar un descanso de sus vidas estresantes. Muchos encuestados también dijeron que comer juntos los llevó a elegir alimentos más saludables.