Cientos de miles de hinchas tiñen de celeste y blanco desde la madrugada de este martes la zona del Obelisco, en el centro porteño, algunos con réplicas de la Copa y en un clima de algarabía. El micro salió de Ezeiza con la intención de trasladar hasta ese monumento a la Selección campeona del mundo, que llegó al país en las primeras horas, en un vuelo de Aerolíneas Argentinas, para celebrar el tercer título de la historia obtenido en el Mundial de Qatar.
LT10 está en vivo en el lugar y Lautaro Falcón sigue paso a paso el viaje de la Scaloneta, tras una espera que duró 36 años.
Engalanados con camisetas de la Selección, algunas de ellas intervenidas manualmente con la tercera estrella, y con la ilusión de llegar lo más cerca posible de los jugadores, saltaban y cantaban, mientras un hormiguero humano comenzaba a colmar las laterales de la avenida 9 de Julio.
“Pasamos la noche acá con la ilusión de ver este equipo campeón de la mano del mejor del mundo”, contaban las jóvenes Candela (19) y Ailen (20) que junto a casi una decena de amigas, todas jugadoras de fútbol, vinieron desde el partido bonaerense de La Matanza para pasar la noche en el Obelisco.
“Lo único que queremos es ver a nuestra Selección, la vamos a esperar acá y después correremos el micro a donde sea que vaya”, señalaron tras la vigilia las fanáticas del fútbol, con cansancio pero con las expectativas intactas.
A unas cuadras de allí, subidos a los techos del Metrobus, decenas de jóvenes cantaban y bailaban las canciones que alentaron a la Scaloneta durante el Mundial con la ya mítica "Muchachos.... " repitiéndose sin cesar.
“Pasamos la noche muy esperanzados de poder ver a Lionel y todo el equipo, que regaron de gloria una vez más este suelo y nos hicieron felices a todos”, contó Luciano (31), oriundo de la localidad bonaerense de Dolores y fanático de Diego Maradona, a quien lleva “tatuado para siempre” en su piel.
Hacia las 14:30 el micro había atravesado solo unas pocas cuadras, se encontraba en el mercado central de Ezeiza y era casi imposible pensar en una llegada al Obelisco, situado a 35 kilómetros de ese lugar. Incluso desde Prensa de AFA ya indicaban que, ante la marea de gente que lo esperaba, el ómnibus no conseguiría arribar al monumento insignia de la Ciudad de Buenos Aires.
“Acá en el lugar donde estoy yo se disfrutó bastante, (el colectivo) pasó despacio pero salió. Pero ahora, (el recorrido) es más caótico que disfrutable”, contaba Lautaro Falcón a esa hora de la siesta.