El uso frecuente hace que las sartenes vayan perdiendo su adherencia interior y que se presenten especialmente “negras” por la parte de abajo, la que está en contacto directo con el fuego.
Para limpiarlas, podés probar algunos de los siguientes trucos:
Agua caliente y detergente
Es especialmente aconsejable para sartenes con cobertura antiadherente para desprender lo quemado evitando restregar fuerte y dañar la delicada superficie.
– Echá agua en el interior de la sartén y añadí, además, un buen chorro de detergente.
– Llevala al fuego y esperá a que el agua se caliente.
– Cuando veas que empieza a hervir, retirala del fuego y dejá que se vaya enfriando.
– Una vez que el agua esté templada, pasá una esponja -suave y que no raye- por las zonas quemadas para desprender los restos pegados.
– Enjuagá muy bien y secá.
Bicarbonato y vinagre
Sirve, además, para recuperar el brillo.
– Lavá la sartén como hacés normalmente y secala bien.
– Dale la vuelta y colocala sobre un paño limpio, de manera que la parte que está en contacto con el fuego, probablemente la más quemada, quede a la vista.
– Extendé una capa generosa de bicarbonato que cubra bien toda esa parte de abajo, incidiendo sobre todo en las áreas más quemadas.
– Poné una servilleta o papel absorbente encima del bicarbonato y terminá rociando con vinagre blanco, de manera que todo el papel quede empapado pero sin deshacerse.
– Deja que actúe sobre la superficie quemada al menos 2 ó 3 horas. Pasado este tiempo, retirá el papel restregando suavemente y terminá fregando la sartén como hacés normalmente.
Sal gruesa y papel aluminio
Solo es válido para las tradicionales sartenes o planchas de hierro. Si la tuya, con el uso, fue acumulando partículas quemadas, eliminarlas es importante por la salud (ingerir esa carbonilla no es saludable), y para lograr una óptima cocción de los alimentos.
– Podés hacerlo echando en la sartén unas cucharadas de sal gruesa y un poco de agua.
– Hacé una bola ligeramente aplastada con papel de aluminio y pasalo por toda la superficie de manera que los granos de sal hagan un efecto de arrastre y eliminen la capa quemada.
Dentífrico y limón
– Mezclá un poco de dentífrico con unas gotas de limón para que quede una pasta que puedas extender por debajo y por los laterales exteriores de la sartén.
– Dejá actuar aproximadamente una hora.
– Pasado ese tiempo, usá medio limón para pasarlo sobre toda la zona quemada.
– Lavá la sartén para retirar la pasta con las partículas quemadas que desprendieron. Si la capa quemada es muy densa, añadí al dentífrico y al jugo de limón una cucharadita extra de bicarbonato para una eficacia aún mayor.
Arcilla verde
– Mezclá un poco de esta arcilla con unas gotas de aceite de oliva para que puedas extenderla bien por toda la superficie quemada, interna y externa.
– Dejá actuar unos minutos y restregá suavemente (sin apretar) con un cepillo o esponja que no raye.
– Retirá la arcilla enjuagando la sartén con abundante agua templada y secala antes de guardarla.