Argentina sigue siendo un conjunto mustio, de perfil raso. La puesta en escena nacional fue deprimente, con un equipo de supuestos meritorios sin dictado alguno, de tránsito por La Paz hacia no se sabe dónde. Ante la nadería visitante, Bolivia, como sin querer, casi por inercia, nos ganó bien 2 a 0 por Arce (30´PT) y Moreno Martins (7´ST).
El presente argentino se vulgarizó tanto, pero tanto, que si perder estaba dentro de las posibilidades, imagínense sin Messi en cancha. Hoy nos quedamos hasta sin ganas de soñar, después del duro cahchetazo que nos dio otra vez este dura realidad.
La inestabilidad emocional zarandea al elenco argentino. Porque no sólo juegan mal, también tiembla. La fortaleza anímica es uno de los requisitos más importantes y necesarios en toda actividad deportiva. "El cuerpo hace lo que la mente dice", resaltan los que entienden. Las presiones, los nervios o la desesperación nunca son un saludable combustible y Bauza con sus muchachos se cargaron todo eso y mucho más también para que la incursión por el Altiplano sea tan nefasta como previsible.
Película repetida. Equipo cansado a los seis minutos y sin ideas desde Buenos Aires; le sirivió una vez más el partido a un limitadísimo rival, que en cuestión de minutos pasó de canillita a campeón. Todo tan presumible como irritante. La reacción es siempre tardía y el final se intuye en los primeros segundos de la trama. Cómo se puede ser tan burdo cómo para imaginar una obra tan berreta. Es que este equipo de Bauza coquetea fácilmente con la ineptitud, y sin Messi, lastima vilmente la vista de sus seguidores.
La Selección pasó a ser una precaria película de suspenso. No tiene gracia ni estilo. Se ve a un director totalmente confundido y para colmo de males se cree el más piola de la cuadra. Y como si esto fuera poco, los actores no responden, salvo raras excepciones. Los protagonistas principales están aturdidos, porque aunque algunos son considerados por la grey futbolera como “artistas de Hollywood”, su presente con la albiceleste dista mucho de ese que los hace ganar millones en las mejores salas del mundo. Entonces, Messi hace de malvado siendo el más bueno del condado. Di María pasa letra y tartamudea, Aguero se olvida la letra, Higuaín ni sale en algunas tomas, Mascherano no da bien los “pie”. Banega remata las escenas sin fuerza. Un bodrio insoportable y hasta insospechable. Para colmo de males, los valores de reparto están para acompañar y por ahora no hay nadie que los conduzca o los guie como corresponde.
Se necesita con urgencia retocar el libreto, una mejor interpretación y más compromiso. Una vez más el equipo no estuvo a la altura. Y hay razones de sobra para enojarse. Es tan ruin y tan injusto ver a estos “actores” no representar dignamente los colores de un país tan futbolero, que es imposible digerir todavía la derrota, por más merecida que haya sido. Ya no se aceptan más excusas, todas quedaron enterradas en Bolivia... donde Argentina no sólo no tuvo altura y perdió definitivamente La Paz.