Con Homero Manzi, María Elena Walsh y Manuel J. Castilla como figuras tutelares, la tradición nacional de músicos que escriben poesía, ensayo o ficción ha crecido en los años recientes. Cantantes populares o directores de orquesta, compositores independientes y estrellas de rock, incluso ejecutantes de instrumentos como el bandoneón o la chaya, publicaron libros de poesía, novelas, ensayos y algunos experimentos, similares a jam sessions verbales. Tanto los sellos pequeños como los grandes incluyeron en sus catálogos obras de estos artistas anfibios. Tatiana Goransky, Rosario Bléfari, Pablo Nemirovsky, Isol, Gabo Ferro, Gustavo Álvarez Núñez, Susy Shock, Víctor Heredia, Sebastián Ríos, Ulises Conti, Santiago Motorizado y Palo Pandolfo utilizaron la escritura como instrumento creativo. En muchos casos no eran los primeros títulos, sino una pieza más de una obra desarrollada en forma simultánea a la labor musical.
Daniel Barenboim, el célebre pianista y director de orquesta nacido en 1942, publicó no sólo libros de ensayos autobiográficos enfocados en su relación con la música -entre ellos Mi vida en la música o El sonido es vida-, sino también, junto con Edward Said,Paralelismos y reflexiones, un conjunto de diálogos sobre política, sociedad y el poder integrador del arte. Uno de los objetivos de Barenboim y Said en ese trabajo era, además, aportar una perspectiva original para abordar el conflicto entre palestinos e israelíes.
Figura central de la música nacional, Charly García reunió en 2013 dibujos, fotografías intervenidas y textos en Líneas paralelas, suerte de extenso collage de imágenes y palabras donde sobrevuela el reconocido espíritu contracultural del creador de bandas como La Máquina de Hacer Pájaros y Serú Girán. A comienzos de 2015 se anunció que Eduardo Pinto, director de Buen día, día (una película sobre Miguel Abuelo), llevaría a la pantalla Líneas paralelas. "Viví en los 60 y tengo 60/ a veces pienso que el futuro está en el/ pasado, que nos recibimos como/ humanidad, pero debemos muchas/ materias que pasamos sin estudiarlas", se lee en el libro de García, definido por él como "una ficción de ciencia musical".
Uno de los cantautores más populares de América latina, Víctor Heredia, publicó en este año que termina su cuarta novela, Los perros(Planeta). Como en las anteriores, la temática social se ajusta a un formato genérico. En Mera vida, de 2008, había ensayado una ficción social en el marco de un policial negro. Su nueva novela, protagonizada por jóvenes de la periferia, excluidos de un sistema inhumano, está ambientada en un basural: "Ayer el viento subió por la masa compacta de basura y un millón de moscas fueron barridas lejos de su alimento. Llegaron en un enjambre verdinegro hasta el caserío, aposentándose en los patios, en los platos, en los vidrios de las ventanas y entraron a nuestros cuartos, zumbonas". Las novelas de Heredia, que escribió también ensayos sobre música popular, se ofrecen siempre como testimonio de los valores desconocidos de los postergados.
La estrella primera es el título del libro del cantante y compositor Palo Pandolfo, ex Don Cornelio y la Zona y ex Los Visitantes, publicado por el sello Conejos en 2014. Gracias a su amistad con Rodolfo Facundo Soto, poeta y editor, Pandolfo decidió publicar sus poemas, escritos entre 2005 y 2013. Tatiana Goransky, que no se considera música sino cantante, escribió una novela policial que fue reeditada hace poco por el sello marplatense Letra Sudaca: ¿Quién mató a la cantante de jazz? Este año, su novela se editó en España luego de que la autora se presentara en el festival Noviembre Negro en 2014.
Gabo Ferro.
Otro músico con novedades literarias en 2015 -además de un hermoso disco junto con la cantante Luciana Jury, titulado El veneno de los milagros- fue Gabo Ferro. Recetario panorámico elemental & neumático (Ciclo 3), su primer libro de poemas, donde cada uno de los 182 textos adopta la forma de una receta, se suma a una lista de ensayos sobre historia argentina y un libro publicado por Beatriz Viterbo también este año, 200 años de monstruos y maravillas argentinas. En este trabajo, Ferro y el ilustrador Christian Montenegro pasan revista a un repertorio de figuras que incluye a las muchachas peronistas, el cabecita negra y el anarquista. La escritura de Ferro alterna el acento barroco con observaciones amargas o lúcidas sobre el estado de cosas en el mundo y en el corazón de los hombres, poco variable a lo largo de los siglos. "Salvando los ensayos históricos - la escritura del discurso histórico es dura, de archivo, de asociación o tensión con otros autores y documentos-, la música y la poesía están en tráfico permanente y en paridad. Cuando tengo un verso -dice Ferro-, una línea, escucho su ritmo, su música y veo qué historia quiero contar, si es que quiero. Ensayo otros ritmos con la letra para complementar, acompañar, contradecir o potenciar el suyo propio, y hasta su significado, con instrumentos, melodías o arreglos."