Aunque costó finalmente casi el triple que el Guggenheim de Bilbao, el Centro Cultural Kirchner abrió y se convirtió en un espacio discutido, pero a la vez insoslayable (no hay que olvidar que es la sede de la Orquesta Sinfónica Nacional). Allí se desarrolló la primera Bienal de Performance, que trajo a dos de sus principales referentes: Sophie Calle y Marina Abramovic. Aparte del CCK, la ciudad incorporó otros espacios culturales: La Abadía y la Fototeca Latinoamericana (FoLa). Además se realizaron las jornadas del Museo Reimaginado en la Usina del Arte.
Piglia
Después de años de hablar de ellos, Ricardo Piglia se decidió a publicar sus diarios. Sin embargo, se las ingenió para hacerlo con un artificio ficcional: atribuírselos a su personaje más famoso. Los diarios de Emilio Renzi (Anagrama) combinan intimidad, reflexión teórica, lecturas y amistad. Sobre esos diarios, y también sobre la enfermedad que aflige a Piglia, Andrés Di Tella estrenó además el documental 327 cuadernos. Pero como si la aparición de los diarios no fuera suficiente, Piglia publicó otro libro, La forma inicial (Eterna Cadencia), y ganó el premio Formentor.
Bellas Artes
La firma de la designación de Andrés Duprat como director del Museo Nacional de Bellas Artes, cargo al que accedió por concurso, tardó en llegar, y ocurrió justo en el cambio del gobierno nacional. Sin embargo, el nuevo ministro de Cultura, Pablo Avelluto, decidió confirmar a Duprat y garantizar la continuidad de los cargos concursados. Redobló incluso la apuesta y propuso que se concursen la mayoría de los puestos de director de los museos nacionales. Este solo dato hace pensar un nuevo modelo de gestión de la cultura.
La crónica, de vuelta
Hace tiempo que la crónica periodística fue ganando un lugar cada vez más sólido como género autónomo, y en 2015 varios acontecimientos lo dejaron en claro. Ante todo, el otorgamiento del Premio Nobel de Literatura a Svetlana Alexiévich (foto), autora deVoces de Chernóbil, implicó también el reconocimiento de la crónica como literatura. En el frente local, Javier Sinay se quedó con el premio Gabriel García Márquez de periodismo y Leila Guerriero publicó su Zona de obras. Y El hambre, de Martín Caparrós, fue editado en más de 20 países. Caparrós tiene en carpeta otro volumen para 2016.
Crédito local
Juan Carlos Distéfano vivió su momento de gloria en Venecia. Tuvo el privilegio de exponer su obra en el Pabellón Argentino de la 56a Bienal. Fue un reconocimiento tan justo como demorado para un artista que se lo merecía como pocos. Distéfano estuvo allí en compañía de su mujer, Griselda Gambaro. También Leandro Erlich tuvo su momento de gloria en el exterior. Casi al mismo tiempo que “robó” la punta del Obelisco en Buenos Aires, preparó un site specific en la Gare du Nord de París: Maison Fond, literalmente, una casa que se derrite.
K versus K
Una de las mayores discusiones del año fue la que tuvo lugar a partir de la demanda por plagio que María Kodama llevó adelante contra Pablo Katchadjian por su libro El Aleph engordado, que toma los mismos materiales del cuento de Borges. Al margen del destino judicial, la causa reavivó un debate artístico sobre los límites de la invención, la apropiación y la intertextualidad. Algo parecido ocurrió con la #sinlimite67, la muestra “vacía” de Dolores Cáceres en el Museo Caraffa de Córdoba, que cuestionó los límites institucionales de los espacios de arte oficiales.
Récord para Picasso
En un año de varios récords, el primer lugar es para Las mujeres de Argel, de Pablo Picasso. El cuadro, pintado en 1955, fue rematado en Christie’s de Nueva York por 179,365 millones de dólares, el valor más alto pagado en la historia de las subastas por una obra de arte. También Modigliani alcanzó un récord propio: su Nu couché (Desnudo acostado), considerada una de las obras más importantes del artista italiano, alcanzó los 170,4 millones de dólares y se convirtió en el segundo cuadro más caro jamás vendido en una subasta. Quien lo compró fue un ex taxista chino.
Todas las noches
El éxito de La Noche de los Museos, que el 31 de octubre convocó a alrededor de 900.000 personas en 222 espacios de arte porteños, dio lugar a nuevas y también convocantes “noches de…”. A La Noche de la Ciudad, que se realiza en el marco de la Feria Internacional del Libro, este año se sumaron un encuentro nocturno dedicado a la filosofía y otro con eje en la cultura digital; ambos en el Centro Cultural San Martín y con una excelente respuesta del público. La sorpresa, incluso para los organizadores, fue la noche filosófica, con el francés Didier Eribon como estrella.
Argerich-Barenboim
Aunque el encuentro entre Martha Argerich y Daniel Barenboim se había producido ya el año pasado, la actuaciones de 2015 fueron tanto o más memorables que las anteriores. Volvieron a tocar a dos pianos y, además, cada uno se destacó por separado. Argerich actuó gratis con la Sinfónica en el CCK. Por su lado, Barenboim consolidó el Festival que lleva su nombre, estrenó una pieza de Pierre Boulez (Sur Incises) y ofreció conciertos en una mezquita, el templo de la calle Libertad y la Catedral metropolitana. Juntos o separados, son dos gigantes.
El boom juvenil
La Feria del Libro dedicó este año un espacio especial a la literatura juvenil con las visitas de los booktubers internacionales más reconocidos: el español Javier Ruescas y la mexicana Fa Orozco, ídolos de los lectores adolescentes. Otro autor de best sellersjuveniles que convocó multitudes fue Dan Wells. Anna Todd, autora de After, cuya precuela se lanzó recientemente, también desbordó la Feria. No se quedó atrás Keri Smith; la autora del exitosísimo Destroza este diario llegó a las librerías argentinas conAcaba este libro y El mundo imaginario de…, que salió esta semana.