El Papa celebró la primera misa del año en la basílica de San Pedro del Vaticano. En su mensaje, Francisco advirtió sobre la "maldad humana", la opresión, la violencia y la violación de derechos, "signos opuestos, negativos, que nos hacen creer que Dios está ausente".
En el día que la Iglesia celebra la Jornada Mundial de la Paz, el Papa enfocó su homilía a condenar las injusticias: "la plenitud de los tiempos parece desmoronarse ante la multitud de formas de violencia que hieren cada día a la Humanidad".
Francisco cuestionó que no se respeten los derechos fundamentales de la humanidad: "¿Cómo puede ser este un tiempo de plenitud, si ante nuestros ojos muchos hombres, mujeres y niños siguen huyendo de la guerra, del hambre, de la persecución" y describió esta situación como un "un río de miseria alimentado por el pecado" y "en crecida", pero llamó a mantener la Fe, porque "nada puede contra el océano de misericordia que inunda nuestro mundo".