Compositor, multiinstrumentista, cantante, escritor, pintor, actor, David Bowie (Brixton, Londres, 1947) es uno de los artistas más influyentes de la segunda mitad del Siglo XX, dueño de un estilo inclasificable, una estética inconfundible y una multifacética obra que abarca más de 40 años.
Publicado por Sony, el álbum fue producido por Tony Visconti, viejo amigo de Bowie, con quien trabajó en discos emblemáticos como “Youngs Americans” (1975), donde explora el soul de Filadelfia; “Heroes” (1977), considerado uno de sus mejores trabajos, y “The Next Day” (2013), la obra conceptual con la que Bowie rompió el silencio luego de 10 años.
A lo largo de su obra, Bowie fue creando personajes que habitan distintos mundos: Major Tom, el astronauta perdido en el espacio de Space Oddity (1969), el alien andrógino Ziggy Stardust (1972) y su doble oscuro, Aladdin Sane (1973), el excéntrico Duque Blanco de "Station to Station" (1976), entre otras transformaciones inolvidables.
En el álbum que Bowie lanzó ayer, el día que cumplió 69 años, el protagonista es Lazarus, un ser que vuelve de la muerte, creado originalmente para un musical de Broadway donde el actor Michael C. Hall interpreta a Thomas Jerome Newton, el protagonista de “El hombre que cayó a la tierra” (1976), película de culto donde Bowie hace un papel a su medida: un extraterrestre perdido en la tierra que quiere regresar a su planeta.
En ese sentido, desde el título, este trabajo retoma el tema central de la obra de Bowie: el viaje espacial, la vida alienígena, las estrellas, como lo demuestran muchos de sus clásicos: “Space Oddity”, “Starman”, “Life on Mars”, “Ashes to Ashes”, entre otras canciones que reflexionan sobre el universo de manera filosófica, poética y, como en este caso, demencial.
La oscuridad que caracteriza a “Blackstar” se relaciona con algunos de sus discos más complejos, en la línea de “Station to Station” (1976), época de cocaína y paranoia; “Low” (1977), primera parte de la mítica trilogía de Berlín que grabó con Brian Eno, y “Outside” (1995), obra conceptual también junto a Eno que vuelve al espacio con “Hallo Spaceboy”, un poderoso tema remixado por Pet Shop Boys.
El disco, elogiado por la crítica, también guarda una relación con el enigmático álbum “Diamond Dogs” (1974), un sombrío trabajo inspirado en la célebre novela de George Orwell, “1984”, donde Bowie grabó uno de los temas más populares de su carrera: “Rebel Rebel”.
La primera canción del disco, que le da nombre a la obra, es una pieza oscura, disonante, perturbadora, que a lo largo de diez minutos rompe con todo convencionalismo y genera un caos controlado que gira en torno a elementos del jazz, rock industrial, pop simétrico, texturas inquietantes y un clima apocalíptico de oscura claridad.
Para ese tema, el cineasta Johan Renck, que dirigió algunos capítulos de "Breaking Bad", realizó un impactante video donde se lo puede ver a Bowie en un extraño planeta en medio de una coreografía siniestra donde aparece Lazarus, personaje que tiene su propio video, otra parte de la misma historia, también dirigido por Renck.
Sobre la experiencia de trabajar con Bowie, el cineasta sueco dijo en un comunicado: “Uno sólo podía soñar con la colaboración con una mente como esa; y mucho menos dos veces consecutivas. Intuitivo, juguetón, misterioso y profundo. No tengo ningún deseo de hacer más vídeos conociendo el proceso tan formidable y satisfactorio como este. Básicamente he tocado el sol”.
Otro de los grandes temas del disco es “Sue (or in a Season of Crime)”, una nueva versión más electrónica de un sencillo que Bowie presentó hace un año en el álbum antológico “Nothing has changed”, donde se destaca el trabajo de The Maria Schneider Jazz Orchestra, grupo creado por la discípula de Gil Evans, célebre colaborador de Miles Davis.
En esa línea cabe destacar “Tis a Pity She Was a Whore”, una pieza de pop simétrico que recuerda algunas sonoridades de Brian Eno, a la vez que sorprende por un juego circular con los vientos y las voces que muestran la inmensa capacidad de Bowie de contraponer elementos para producir un sonido que oscila entre lo suave y lo perturbador.
Los últimos temas del disco, “Girl Loves Me”, Dollar Days” y “I Can’t Give Everything Away", retoman cierta atmósfera clásica en Bowie, en la línea de “Hunky Dory” (1971), “Black Tie White Noise” (1993) y “Hours” (1999), entre otros trabajos donde la melodía se vuelve central, ligeramente melancólica y, una vez más, espacial.
Acompañado por el saxofonista Donny McCaslin, el baterista Mark Guiliana, el bajista Tim Lefebvre y el tecladista Jason Lindner, entre otros grandes músicos, Bowie presenta, a sus 69 años, un disco inquietante, innovador, fuera de serie, que busca la luz en una galaxia oscura, opresiva, donde parece no haber salvación.
A diferencia de muchos artistas de su generación, Bowie, arquitecto del sonido, decidió hace tiempo retirarse de los escenarios, no dar entrevistas, hacer de su persona parte de su obra, y dejar que su arte hable por él: un camino que lo reafirma como uno de los más grandes creadores de la música popular.
Cultura - Novedad discográfica
Domingo 10 de Enero de 2016 - 08:45 hs
Bowie regresa con “Blackstar”
Es el vigésimo álbum del músico británico. En esta obra conceptual hay un controlado experimento entre el jazz, la música electrónica y el pop.
Actualizado: Lunes 14 de Marzo de 2016 - 15:04 hs
David Bowie
Fuente: Telam