Un grupo de investigadores internacionales anunció en un artículo publicado en la revista "Meteoritics and Planetary Science" que descubrió que el hierro de uno de los dos puñales encontrados junto a la tumba del faraón Tutankamón llegó directamente del espacio o, lo que es lo mismo, proceden de un meteorito.
El origen del hierro de los puñales siempre había sido objeto de misterio y, por lo tanto, de investigación desde que se encontró la tumba del joven faraón en 1922. Los antiguos egipcios consideraban el hierro un metal mucho más valioso que el oro, ya que, no disponían de minas y no habían desarrollado una cultura de tratamiento de es metal como en otras culturas antiguas. Por ello, la hoja del puñal es un ejemplo de manufactura impecable y, teniendo en cuenta el alto nivel de su joven dueño, un objeto muy escaso y de alto valor.
A través de un análisis con técnica de fluorescencia a rayos X, el grupo científicos italianos y egipcios confirmó que la composición de ese hierro tiene concentraciones distintas de cobalto y níquel a un porcentaje típico en el hierro procedente de meteoritos, a diferencia del hierro de fundición.
El estudio también confirma que el hierro -expuesto en el Museo de El Cairo- fue cuidadosamente tratado, lo que ratifica el alto nivel de los antiguos egipcios en el trabajo del hierro.