Un año después de los atentados del 13 de noviembre, la música volvió a sonar este sábado en el Bataclan, de la mano de Sting, en un concierto en homenaje a las 90 víctimas de los atentados yihadistas, que marcó la reapertura de la mítica sala parisina.
"Esta noche, tenemos que conciliar dos deberes: primero recordar a quienes perdieron la vida en el ataque y también celebrar la vida, la música, en este lugar histórico", dijo el cantante en francés antes del inicio del homenaje.
Después del minuto de silencio, el músico entonó la canción Fragile, seguida de Message in a Bottle, siempre alentado por el público.
En la sala, con una capacidad de casi 1.500 plazas, se reunieron sobrevivientes y familiares de las víctimas que murieron hace un año.
"Esta noche retomo mi vida como era antes. Es un deber, es una obligación estar ahí porque hay 90 personas que ya no pueden venir", dijo Aurélien, uno de los sobrevivientes.
"Es la primera vez en un año que voy a un lugar público. No fui al cine, ni a un concierto. Hacía que me llevaran las compras a domicilio, me quedé todo el tiempo en mi casa", contó este treinteañero, que prefirió no dar sus apellido.
El millar de entradas que salieron a la venta el martes se agotaron en menos de media hora. Las últimas se repartieron el viernes.
El balance final de los ataques reivindicados por el grupo Estado Islámico (ISIS, en inglés) fue de 130 muertos.
La conmemoración del primer aniversario de estos atentados comenzó el viernes en el estadio, donde los 80.000 espectadoresguardaron un minuto de silencio antes de un Francia-Suecia de clasificación para el Mundial de 2018.
Hace un año se registró la primera víctima a pocos metros del estadio. Tres kamikazes hicieron estallar sus cinturones explosivos segando la vida de Manuel Dias, un conductor portugués que había acompañado a un grupo de seguidores.
Luego murieron otras 129 personas que disfrutaban de las terrazas o asistían a un concierto del grupo estadounidense Eagles of Death Metal en el Bataclan.
Volver a la vida
"Es importante que (la sala) vuelva a funcionar, que siga siendo un lugar de conciertos después de lo que pasó. Necesitamos volver a la vida normal", dijo el cantante Sting, en una entrevista publicada por el diario Le Parisien.
Inaugurado como teatro en 1865, el Bataclan va a "hacer mucho ruido" el sábado, según Jérôme Langlet, dirigente de Lagardère Live Entertainment, la empresa propietaria del local. "Un año después de los atentados, Francia y el mundo entero van a ver que el Bataclan renace".
Sting no cobrará por este concierto, cuya recaudación se destinará a las asociaciones de víctimas. El concierto fue filmado y será difundido por televisión el domingo.
La sala de conciertos, testigo durante décadas de la noche parisina, se había convertido en un lugar de peregrinación y recogimiento.
Polémica con Eagles of Death Metal
Como parte de los homenajes, el presidente francés, François Hollande, se reunió con las víctimas, con las asociaciones y con los magistrados que investigan el caso.
Se depositaron farolillos en el Canal Saint Martin, muy cerca de varias de las terrazas atacadas. La asociación "13 de noviembre: fraternidad y verdad" también llamó a los franceses a participar en las conmemoraciones poniendo una vela en sus ventanas.
El día mismo del atentado, acompañando a familiares de las víctimas, Hollande, la alcaldesa de París Anne Hidalgo y su homólogo de Saint-Denis Didier Paillard acudirán a los lugares golpeados por los atentados: el estadio nacional, los bares y restaurantes Le Carillon, Le Petit Cambodge, La Bonne Bière, Cosa Nostra, Comptoir Voltaire, La Belle Équipe y finalmente la sala Bataclan.
Durante el cortejo se descubrirán placas con los nombres de las víctimas.
En la ceremonia participarán también los miembros del grupo Eagles of Death Metal.
Sin embargo el homenaje del sábado no estuvo exento de polémica ya que dos miembros del grupo fueron impedidos de entrar en el Bataclan. Uno de ellos, el cantante Jesse Hughes, había expresado sus sospechas de que la seguridad de la sala podría haber estado implicada en el atentado.
"Ellos vinieron, yo los eché, hay cosas que uno no perdona", declaró Jules Frutos, codirector de la sala.