Si el campeonato de Fórmula 1 estaba al rojo vivo, el Gran Premio de Brasil dejo aun mas ajustada la deficición después de la victoria de Lewis Hamilton por delante de Nico Rosberg. El duelo estuvo protagonizado por la lluvia y el caos que provocaron hasta tres autos de seguridad por los accidentes de Ericsson y Raikkonen, pero se loe sumo a estos las decisiones que se convirtieron en constantes interrupciones debido a la excesiva preocupación por la lluvia de los comisario deportivos.
La lluvia de Interlagos volvió sembrar el pánico. No se libró nadie. Los pilotos arriesgaron al máximo y la dirección de carrera del GP de Brasil puso el freno de mano en cuanto pudo. Lo que debía ser un Gran Premio marcado por la espectacularidad y por el duelo entre Rosberg y Hamilton rozó en muchos momentos el bochorno por la, para muchos, excesiva prudencia de Charlie Whiting. En las dos primeras horas de competición sólo se pudieron correr 12 vueltas de las 29 que los monoplazas estuvieron en la pista. Dos banderas rojas y mucho protagonismo del coche de seguridad fueron las medidas que tomaron los jueces para impedir que se compitiese.
La salida de la carrera se dio ya tras el Safety Car por la lluvia que había caído durante toda la mañana en Sao Paulo. Después de siete vueltas los monoplazas comenzaron la competición, pero en doce giros más volvieron a complicarse las cosas. Ericsson hizo un trompo en la recta principal y se estrelló contra el muro. De nuevo el coche de seguridad hizo acto de presencia para que los comisarios retirasen el monoplaza del sueco.
Justo cuando el coche de seguridad se disponía a abandonar la pista un accidente de Kimi Raikkonen obligó al director de carrera a sacar la bandera roja. Después de esto, dirección de carrera . Veinte minutos más tarde volvieron los coches a la pista tras el coche de seguridad, con la obligación de que todos los monoplazas calzaran neumáticos de lluvia extrema. Por el camino Palmer también se quedó fuera de carrera.
Pero Whiting no las tenía todas consigo y volvió a sacar la bandera roja por el temor a nuevos accidentes. Finalmente se reanudó la carrera y allí emergió la figura de Max Verstappen. El de Red Bull superó rápidamente a Rosberg y se fue a por Hamilton, pero en un exceso de ambición, Red Bull lo mandó a boxes para poner neumáticos intermedios. La estrategia fue errónea porque la lluvia era demasiada para esas gomas. Finalmente, logró una remontada extraordinaria para alcanzar el podio, pero la sensación de que pudo terminar segundo quedó en el ambiente.
Los dos pilotos españoles tuvieron una gran actuación, aunque al final el resultado no fue el que merecieron por lo visto durante la carrera. Carlos Sainz terminó sexto después de estar durante mucho tiempo cuarto en carrera. Peor suerte tuvo Fernando Alonso, que terminó décimo por culpa de un trompo en la recta final de carrera.
Cinco coches de seguridad, dos banderas rojas y cuatro horas después, Hamilton logró la victoria por delante de Rosberg. El británico fue el único que pareció estar por encima de las circunstancias. Nada afectó a su conducción. Ni la lluvia, ni los parones, ni los rivales. Rosberg demostró tener bastantes dudas en muchas fases de la carrera, llegó a pedir que la carrera se terminase antes de tiempo, pero midió sus nervios para alcanzar un segundo puesto que le deja el título mundial en bandeja. Abu Dabi tendrá la última palabra.