Una nueva investigación científica viene a patear el tablero sobre lo que comúnmente se pensaba sobre el uso de la sal en las comidas, al afirmar que no necesariamente aumenta la sed y que ayuda a bajar de peso.
Según el estudio, el cuerpo fragmenta las grasas para producir agua por lo que la cantidad de orina que se produce en días que se consume mucha sal es igual a la de los que se consume poco.
Para la investigación, llevada a cabo por la Universidad Vanderbilt, en Estados Unidos, analizaron a una serie de astronautas rusos durante los simulacros espaciales.
Aquellas jornadas que consumían menos sal, no necesariamente consumían más agua y producían la misma cantidad de orina que los que no ocurría eso. En consecuencia, los científicos creen que estos astronautas quemaban grasas de su cuerpo para producir el agua que finalmente era expelida.
"Había solo una explicación a este fenómeno. Es posible que el cuerpo haya generado o producido agua cuando el consumo de sal era alto", declaró el autor del estudio, Jens Titze. Otras investigaciones mostraron también que los ratones que consumían mucha sal quemaban más calorías y comían un 25% más para mantener su peso.