A lo largo de su carrera, Daniel Day-Lewis se metió en la piel de poderosos presidentes, despiadados líderes de bandas criminales y empresarios sin escrúpulos, hasta hacerse con más Oscar como mejor actor protagonista que ningún otro intérprete. Por eso, cuando su portavoz anunció el martes que dejará de ponerse ante las cámaras, la noticia cayó como un jarro de agua fría sobre Hollywood.
Según el comunicado, se trata de "una decisión personal, y ni él ni sus representantes harán más comentarios" al respecto. Su vocero, Leslee Dart, sólo añadió que el británico, de 60 años, está "inmensamente agradecido a todos sus colaboradores y al público a lo largo de estos años".
Las reacciones no tardaron en llegar: el periodista de The New York Times Dave Itzkoff bromeaba en Twitter ofreciéndole el puesto de secretario de prensa de la Casa Blanca, en sustitución del impopular Sean Spicer. Pero lo que está claro es que con el anuncio dice adiós uno de los más grandes talentos cinematográficos. No en vano, la revista Time lo nombró en 2012 el "actor más fantástico del mundo".