Cuando hace unas semanas presentaba lo nuevo de Twin Peaks, Kyle MacLachlan bromeaba con su carrera televisiva, pero sus palabras guardaban parte de razón. El agente Cooper creado por David Lynch, quien había convertido al actor en musa tras Dune (1984) y Terciopelo azul (1986), le había abierto la puerta a un mundo nuevo a través de una serie que revolucionó la televisión: "Quería tener tiempo y espacio por primera vez para descubrir un personaje que se parecía mucho a mí. En esa época, además, todo el mundo veía la cadena ABC. Fue una experiencia muy poderosa", recordaba recientemente en una entrevista en Madrid. Así que nueve años más tarde, cuando la pequeña pantalla volvió a mutar, él volvía a ella. Ahora era el marido "perfecto" de Charlotte, una de las mujeres de Sexo and the city. Pero, pese a aceptar el papel para estar más cerca de la ciudad donde vivía la que con el tiempo se convirtió en su esposa, volvía a estar en el sitio adecuado, por donde HBO construyó sus mimbres.
Tras batacazos como Showgirls (1995) y papeles poco memorables en Los Picapiedra (1994), se había reencontrado con la televisión para ponerse a prueba. En los ratos libres, los creadores y productores le reconocían que requerían de sus servicios por su fascinación por Twin Peaks. ABC lo devolvió a casa como un dentista romántico, maniático y al final terrorífico en Mujeres desesperadas; en Portlandia descubrió su faceta para la improvisación cómica como el alcalde; How I Met Your Mother lo tornó en Capitán, toda una figura de autoridad del grupo; The Good Wife lo emparejó con una de sus mejores actrices secundarias e incluso Marvel confió en él para ser el villano superpoderoso de Agents of SHIELD. MacLachlan, divertido, raro y en ocasiones exagerado y sobreactuado, hacía todo lo posible para llevar a sus personajes hasta otro nivel.
Y entonces David Lynch volvió a tocar a su puerta y él fue el actor más feliz del mundo. "Había olvidado lo maravilloso que era ese hombre. Es un director extraordinario", si bien ya advierte a los que sigan buscando más nostalgia y argumentos inteligibles: "Nos espera más como lo que hemos visto". Y eso que, tras ocho episodios, todavía no nos hemos reencontrado con el verdadero agente Cooper. De momento, él disfruta con sus dos nuevos retos, dos personajes diferentes de cualquier cosa que haya hecho antes: la cara alegre de curiosidad de Dougie Jones, con el que Lynch le ha dejado improvisar, y el terrorífico Mr. C, al que "tenía miedo de llevar a casa con su familia". Mientras, espera para reunirse por fin con la hasta ahora ausente Diane (Laura Dern, la otra musa de Lynch): "Los dos me lo escondieron durante mucho tiempo, y cuando me enteré me alegré muchísimo. Es todo un reencuentro". Ha llegado la hora de volver a revolucionar la televisión.