En 2014, Tomi Pierucci, Alejo Verlini y Diego Saez Gil se reunieron para crear una valija inteligente, equipada con GPS, conectividad móvil y una batería para recargar un teléfono, todo controlado desde una aplicación móvil. Así fue el nacimiento de Bluesmart, un proyecto se presentó de forma tímida en la plataforma de financiamiento colectivo IndieGogo, con un objetivo de recaudación de 50 mil dólares.
Bluesmart vendió más de 40 mil unidades de este primer modelo, participó de la feria CES de Las Vegas en 2016 y acaparó la atención de clientes famosos como Tony Hawk y el velocista jamaiquino Usain Bolt. Tres años más tarde volvió a apostar por el crowdfunding, el modelo de financiamiento colectivo que en los últimos años se convirtió en una alternativa para que pequeñas compañías y start-ups puedan tener un apoyo económico vital para desarrollar sus productos y servicios.
Indiegogo y Kickstarter son los exponentes más visibles de esta movida que comenzó en Estados Unidos. Las claves de este modelo de financiamiento colectivo está en el uso de una plataforma on line que permite reunir aportes de dinero de familiares, amigos y ajenos, que se muestran interesados en apoyar el proyecto.
Es un sistema basado en la confianza y los creadores, que deben cumplir una fecha de entrega y atraen a los patrocinantes particulares mediante recompensas y descuentos por la compra anticipada del producto o servicio.
Más allá de la posibilidad real de conseguir la financiación, la modalidad de crowdfunding también se posiciona como una herramienta vital para estimar la producción y conocer la reacción del mercado ante el proyecto.
Por este motivo, grandes compañías como Sony apelaron a esta modalidad con First Flight, una plataforma propietaria donde testea ideas y busca propuestas innovadoras de productos junto a los consumidores. General Electric y Hasbro también se sumaron al mundo del crowdfunding para desarrollar sus productos con el feedback de los consumidores.
Crear un producto y conocer el mercado
El objetivo inicial de Bluesmart era ambicioso, y planeaba ofrecer un catálogo de valijas conectadas con diferentes capacidades. Sin embargo, el desarrollo de esta propuesta era muy cara y por eso comenzaron con el carry on conectado.
"Al principio nos sentimos raros con el uso del crowdfunding con la primera generación de la valija Bluesmart. Los interesados nos aportaban dinero a un producto que aún no estaba en el mercado, pero la experiencia al final resultó fantástica. Es una forma de contar con muy buena información del mercado, tales como el color más solicitado o la cantidad de unidades de un determinado modelo", cuenta Tomi Pierucci, cofundador de Bluesmart.
A su vez, considera que es un sistema basado en la confianza, donde los patrocinantes cuentan con recompensas a cambio de una fecha definida de entrega que hay que cumplir. Somos uno de los proyectos de mayor recuadación que ha podido cumplir con la entrega sin alterar la fecha prevista durante la campaña.
La experiencia de 2014, con una exitosa recaudación de 2,2 millones de dólares, le permitió a Bluesmart contar con una valiosa información del millonario mercado de las valijas de viaje. Había un interés por los modelos conectados, con GPS, baterías portátiles y conectividad móvil para detectar la ubicación del equipaje.
En aquel entonces, la crítica a la valija carry on conectada señalaba el poco sentido que tenía la geolocalización con un modelo que siempre acompaña al viajero. Sin embargo, la intención inicial de Bluesmart era crear una familia de valijas con diferentes capacidades, pero aún no contaban con el dinero ni con la estructura adecuada como compañía.
Tres años más tarde, en 2017, Bluesmart utilizó su primera experiencia en Indiegogo para presentar la convocatoria por la Series 2, una propuesta completa para el viajero conectado con un modelo de cabina, otro para despachar, un bolso y un portadocumentos.