Los trolls son un fenómeno en franco ascenso que preocupa cada vez más a los políticos. Y no es para menos. En su columna semanal en el programa Todo Pasa, el consultor en Marketing certificado por Google Juan Manuel Gareli Fabrizi, explicó de qué se trata.
Primero, es importante destacar que los trolls pueden ser personas físicas o no. Y cuando no lo son, son ejecutados por “bots” (apócope de “robots”) que administran muchos perfiles de Facebook, Twitter o Instagram a la vez.
Pero los objetivos son los mismos: hacer de ciertos comentarios trending topic (tendencia en las redes), emitiendo una y otra vez opiniones (falaces o no, positivas o negativas) y replicándolas rápidamente; o bien generar incomodidad y/o discordia.
¿Cómo desactivarlos? Como debemos hacer con un perro que ladra: no acercándonos para que no nos muerda. Los comentarios, por más indignantes que sean, no deben ser respondidos, de forma que nunca terminen de cobrar identidad en las redes.
En ese sentido, algunas cifras son interesantes: el 60% de las cuentas de Twitter son falsas. Sin embargo, sólo el 1% de los temas que surgen llegan a ser tendencia.
En cualquier caso, caben algunas reflexiones: ¿no son los trolls el equivalente informático de los aplaudidores o los agitadores en las protestas? Y en esa línea, “si decimos que las computadoras empiezan a reemplazar al ser humano y que están quitando puestos de trabajo, ¿no lo están haciendo también con los militantes?”.