Los 13 niños milagrosamente rescatados de una gruta en Tailandia, deben ahora emerger mentalmente en una difícil vuelta a la normalidad.
Estuvieron separados de sus familias durante dos semanas, privados de luz y de comida -rodeados por una agua turbia que los persiguió en los túneles hasta dejarlos en un estrecho promontorio- sin saber durante nueve largos días si serían alguna vez hallados, hasta que fueron milagrosamente descubiertos por buzos británicos.
Pese a todo, los niños están en buen estado físico y mental, según indicaron las autoridades basándose en los informes del hospital Chiang Rai, donde se encuentran en cuarentena.
Pero acecharán en los próximos meses las pesadillas, la claustrofobia, la tristeza o los ataques de pánico tras una experiencia tan traumática, coinciden los expertos.
"Después de semejante trance, el traumatismo puede emerger cuando se está en la oscuridad, en una habitación cerrada, cuando se debe pasar un escáner o incluso cuando se nada" explica Jennifer Wild, del Centro de estudios sobre la ansiedad y los traumatismos, en Oxford, interrogada sobre el drama vivido por los niños en el Science Media Centre.
Conmoción
"Si después de un mes algunos siguen conmocionados, deberán ser observados de cerca por los médicos" analiza Yongyud Wongpriromsarn, experto en salud mental del ministerio de Salud, aludiendo al hecho de que puede aparecer un estrés traumático un mes después de la experiencia sufrida.
"Es importante que los niños se concentren en el hecho de que fueron salvados en lugar de imaginar lo que podría haberles pasado", explica Jennifer Wild.
La presencia de su joven entrenador del 25 años, que pasó temporadas en monasterios budistas, fue un factor tranquilizante, destacan las autoridades.
"Estaban todos juntos, como un equipo, ayudándose. Su entrenador ayudó mucho a hacer frente a la situación", destacó este miércoles Thongchai Lertwilairatanapong, del ministerio de Salud en rueda de prensa en el hospital de Chiang Rai, donde están internados.
Los niños han sido puestos en cuarentena en el hospital, sin poder ser abrazos por sus padres. En un primer momento, éstos pueden hablarles solamente a través de una cristal.
En la escuela de Mae Sai, a la que acude la mayoría de los niños, sus compañeros esperan su regreso con impaciencia.
"Ayudar a los demás en el grupo, pensar en el futuro, volver a la escuela y al seno de su comunidad suponen progresos fundamentales", explica Boonruang Triruangworawat, jefe del departamento de salud mental del ministerio de Salud. Interrogado por la AFP, asegura que los niños tendrán un seguimiento psicológico durante varios meses.
Por otra parte, los socorristas criticaron a la prensa y la policía anunció el martes la apertura de una investigación después de que dos drones utilizados por medios de comunicación para obtener imágenes de los niños el lunes entorpecieran la labor de los helicópteros que evacuaron a los chicos.
Así, los expertos advierten contra los riesgos de una excesiva exposición mediática, y recomiendan evitar cualquier sesión de fotos o de entrevista de los niños, que deben ser protegidos de la prensa.
"Los niños no deberían dar entrevistas o que se les haga fotos, durante un buen período de tiempo" recomienda Andrea Danese, psiquiatra e investigador especializado en el estrés en el Kings College de Londres, citado por Science Media centre.