La peor tragedia natural en la historia reciente de Grecia dejó como saldo al menos 79 muertos y más de 180 heridos tras el paso de una lengua de fuego desde este lunes por el norte y noroeste del Ática, la región que rodea la capital griega.
Todas las víctimas, entre las que hay adolescentes, niños e incluso un bebé de seis meses, han sido halladas en el área comprendida entre el puerto de Rafina, a unos 30 kilómetros de Atenas, y Nea Makri, unos diez kilómetros al norte, con la zona cero localizada en Mati, una típica localidad balnearia muy frecuentada por los locales.
Las autoridades helenas, que declararon el estado de emergencia y ya solicitaron ayuda a sus socios europeos, sugieren que los incendios podrían haber sido provocados. También pidieron un dron especial a Estados Unidos para rastrear toda huella de “actividad sospechosa” —como la calificó el martes el portavoz del gobierno— al constatarse la existencia, en la tarde del lunes, de 15 focos de fuego simultáneos en tres frentes distintos en el Ática.
Hasta ahora, el peor incendio en la historia reciente de Grecia era el declarado en el verano de 2007 en el Peloponeso y la isla de Evia, que se cobró entre 70 y 77 vidas. Pero este lunes por la tarde, un foco ígneo originado en Penteli (una zona muy boscosa) se extendió hasta la localidad costera de Nea Makri, a unos 30 kilómetros de Atenas —y lugar de residencia habitual para muchos atenienses—, arrasando todo lo que encontraba a su paso: supermercados, casas, campings.
El hecho de que tuviera un frente bien definido, de sólo dos kilómetros de ancho, en una zona de fácil acceso y, en el caso de Mati, apenas a 300 metros del mar, eran factores, según los expertos, que favorecían una respuesta eficaz de los bomberos. Pero la fuerza del viento (ráfagas de hasta 100 kilómetros por hora el lunes) y la brusca y constante variación de la dirección complicó hasta lo imposible la extinción del fuego —sofocado ya este martes, pero bien palpables aún los rescoldos— y el rescate de vidas.
Según fuentes gubernamentales, fue la resistencia de muchos vecinos a abandonar sus casas —la mayoría, segundas residencias en mitad del bosque— la principal causa de la tragedia. La mayoría de las víctimas mortales fueron halladas dentro de las casas y algunas en el interior de los vehículos en los que pretendían escapar del fuego. Por eso el mensaje más repetido en las primeras horas a través de los medios de comunicación era precisamente ese, salir corriendo sin perder un segundo.
Por todo ello, los servicios de emergencia siguen buscando a un número indeterminado de desaparecidos. Las autoridades han pedido a los vecinos que informen si desconocen el paradero de familiares y amigos que residen en las zonas afectadas.