Los amigos se convierten con el paso del tiempo en un elemento clave en la salud y la felicidad. Es que no sólo son personas por las que se tiene afecto y confianza, sino que en muchas ocasiones, pueden ser el cable a tierra para despejar la mente de las obligaciones de la agotadora rutina diaria. Así lo demuestran varias investigaciones científicas.
“El ser humano es social y eso le lleva a establecer lazos entre sus iguales y a mostrarse especialmente sensible en lo relativo a querer agradar a los que le rodean”, explica la doctora Natalia Sylvia Ramos, profesora de la Universidad de Málaga y coautora del libro Practica la inteligencia emocional.
Otro beneficio de una vida social intensa es que las personas con un alto número de amigos aumentan las probabilidades de supervivencia en un 50%, según un trabajo de la Universidad Brigham Young, de Utah (Estados Unidos). Los profesores Julianne Holt-Lunstad y Timothy Smith, a cargo del estudio, determinaron que una interacción social baja equivale a fumar 15 cigarrillos diarios, a ser alcohólico, es más perjudicial que el sedentarismo y es doblemente dañino que la obesidad.
Tras todos esos datos uno podría llegar a concluir que en época de redes sociales tales como Facebook podemos conseguir hasta centenares de amigos con los que conectarnos para que mejoren nuestro bienestar. Pues resulta que la cantidad de capacidad social que tiene una persona es limitada.
¿Cuál es el número máximo de amigos que podemos llegar a tener? Según el antropólogo de la Universidad de Oxford, Robin Dunbar, esa cifra es de 150 basándose en el tamaño del "neocórtex humano" (tejido nervioso del cerebro).
La cantidad de tiempo que tenemos no es lo suficientemente amplio como para que podamos dedicárselo a tanta gente de forma efectiva y óptima. Así que según los cálculos de Dunbar cada uno de nosotros tiene uno o dos 'mejores amigos', cinco 'amigos íntimos', 15 'buenos amigos', 50 'amigos cercanos' y en torno a 100 'amigos'. Con estas cifras, las relaciones conforman círculos concéntricos cada vez más grandes pero de calidad e intensidad menores a medida que se expanden.
Un grupo de investigadores de la Universidad Carlos III de Madrid (España) certificó de la existencia de esta red de amistad denominada “el número de Dunbar” con datos reales y cálculos estadísticos. Aún así notaron algunas variaciones en la estructura.
Para llegar a esas conclusiones analizaron los vínculos de comunidades de inmigrantes en España relativamente aisladas. Las predicciones de Dunbar resistían el cálculo matemático que aplicaron. Pero también encontraron que en grupos más pequeños la intensidad de las relaciones es mayor.
"Si tienes mucha capacidad o pocas personas a tu alrededor, los conviertes a todos en amigos íntimos", analizó Anxo Sánchez, catedrático de Matemáticas Aplicadas y coautor de la investigación.
En todo esto las redes sociales tienen un papel fundamental, dado que por un lado modificaron la forma en las que las personas se relacionan entre ellas y, por otro, permiten una mayor conectividad entre los usuarios. No obstante, no hay que confundir eso con el hecho que la capacidad humana para relacionarse con un mayor número de gente aumente.
"Evidentemente, nadie tiene ni tiempo ni capacidad cognitiva para relacionarse ni revisar el perfil de Facebook de miles de personas", indicó Sánchez a medios europeos. A la vez precisó que con las redes sociales la calidad de los vínculos tiene la tendencia a reducirse: "Están causando una cierta redistribución del capital o esfuerzo que dedicas a cada relación, hacen que tengas menos amigos y más conocidos".