La elección del director técnico de Colón no fue fácil. Una semana antes que se confirme la salida de Pablo Lavallén los dirigentes ya comenzaban a tener algunas charlas para buscar su reemplazante.
La prioridad era Jorge Almirón, quien desistió pero agradeció el interés. El plan “B” fue Ramón Díaz, no era imposible pero lo que terminó de dejar sin chances a Colón en estas negociaciones fue que Libertad de Paraguay le hizo una muy buena oferta.
La incertidumbre estaba por todos lados, el sabalero no tenía técnico y lo necesitaba cuanto antes. Con este panorama comenzaron a ofrecerse algunos nombres, el primero de ellos fue Jorge Burruchaga, el segundo, Lucas Bernardi. Este último no convencía a nadie, lo tuvieron en cuenta pero jamás estuvieron cerca de contratarlo.
El caso del campeón del mundo fue distinto, no caía mal, pero no tenía el consenso de quienes debatieron constantemente este tema. Allí es cuando se ofreció a Diego Osella, el nombre cerró por todos lados.
Primero que dejó una muy buena imagen de su paso por Colón, gran parte de los hinchas lo aprecian y nunca viene mal ese golpe anímico que significa la vuelta de un entrenador que le dio mucho al club.