La pandemia del coronavirus está teniendo una importante influencia en la economía de todos los involucrados en la F1, y por ello se están llevando a cabo reuniones entre competidores, FIA y responsables de la categoría sobre cómo reducir los gastos en el futuro.
Ya se han acordado una serie de medidas, incluido el aplazamiento de la nueva normativa 2021 hasta 2022 y el mantener los autos actuales la próxima temporada.
Pero debido a la alta probabilidad de que el apartado económico se recupere rápidamente, se están produciendo nuevas reuniones para tomar medidas extra en el caso de que sean necesarias.
Una opción que se está valorando es la reducción del techo de gasto por debajo de los 175 millones de dólares que debería aplicarse a comienzos de 2021.
Sin embargo, existen preocupaciones de que bajar otros 25 millones de dólares solo afectaría realmente a los tres equipos top, y podría dar lugar a una serie de despidos en un momento en el que los empleados podrían tener difícil encontrar trabajo.
Otra posibilidad es limitar el desarrollo de los motores congelando las actuales unidades de potencia, que podrían durar varios años. Esto reduciría dramáticamente los gastos en investigación y desarrollo, y también tendría un efecto secundario a la hora de reducir las facturas de los motores para los equipos clientes.
Las conversaciones sobre estas y otras ideas para reducir costos –incluyendo otro retraso de las nuevas normativas hasta 2023– seguirían en marcha mientras la crisis del coronavirus siga presente.
Sin embargo, está claro que hay una sensación entre todos los equipos de que tienen que asegurarse de que las decisiones se toman por el bien de toda la parrilla y no por intereses individuales.
Mercedes recientemente aprobó un plan para mantener la prohibición del DAS desde 2021, aunque es el único equipo que lo incluye en su monoplaza, mientras que Ferrari respaldó el retraso en la introducción de la nueva normativa, a pesar de que está por detrás de sus rivales con su monoplaza actual.