A la NBA le ha salido una gran amenaza en una de sus estrellas. Se trata de Kyrie Irving, base de los Nets, que encabeza una rebelión negándose a retomar la competición en Orlando. Habría hablado con sus compañeros de equipo para preparar una liga alternativa. Es complicado que esto pueda salir adelante, teniendo en cuenta que la NBA es una de las competiciones más fuertes del mundo.
Irving es de los que más defienden el no jugar y volcar todos los esfuerzos en la lucha por los derechos sociales de los afroamericanos, después del asesinato hace unas semanas de George Floyd a manos de un policía de Minneápolis.
El base de los Nets es vicepresidente del sindicato de jugadores (NBPA) y organizó una conferencia telemática a la que se unieron unos 80 jugadores para tratar de que la NBA no se reanude. Irving tiene los apoyos importantes de Dwight Howard y Avery Bradley, jugadores de los Lakers. La idea es que no se retome la competición el 31 de julio en Orlando, algo como decíamos, que sería complicado.