El Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) está a punto de quedarse con una ciudad histórica en su frenético plan por tomar Trípoli. Se trata de Sabratha, un enclave declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y que está a tan sólo 50 kilómetros de la capital de Libia.
El pasado jueves por la madrugada terroristas del ISIS irrumpieron en la ciudad a bordo de 30 camionetas luego de que una milicia local capturara a tres de sus miembros. Controlaron a varios pobladores y revisaron puntos claves de los insurgentes. Lograron recuperar a sus hombres y permanecieron en el lugar.
A orillas del Mar Mediterráneo, Sabratha fue uno de los más importantes puntos comerciales de la región bajo el Imperio Romano. Fue fundada hace 2500 años por los fenicios y controlada por los romanos siglos después, convirtiéndola en una de las puertas de ingreso al continente.
En la actualidad Sabratha tiene tan solo nueve mil habitantes y es conocida por su principal monumento: el anfiteatro que en una época atraía turistas de todas partes del mundo. Pero además de su anfiteatro, Sabratha esconde ruinas y templos antiguos dedicados a los dioses Liber (de la vitinicultura), Serapis (greco-egipcio) e, irónicamente, a la diosa Isis, de tradición egipcia. También pueden encontrarse allí restos del Templo de Hércules, los baños oceánicos y el capitolio, entre otros tantos.
Ahora, el temor de los arqueólogos es que ISIS haga explotar ese patrimonio mundial como hizo en diferentes puntos históricos de Siria, donde en Palmira -por ejemplo- hizo detonar explosivos contra templos, anfiteatros, columnas y esculturas a los que los fanáticos islámicos consideran "falsos ídolos".