Si tu intención es bajar de peso, podés comenzar con hacer simples cambios en el día a día que ayudarán a perder los kilos de más y ganar salud. Tomá nota de cuatro de ellos:
1- Dejá de contar calorías
Aunque pueda parecer la forma ideal de adelgazar, y haya quien prometa que las dietas en las que se cuentan calorías son la mejor manera de perder peso, no es así. El problema de este concepto es que no se tienen en cuenta la calidad de los alimentos.
Si incluimos ultraprocesados, sin importar la calidad nutricional, podríamos ingerir pocas calorías con un exceso de azúcar, grasas de baja calidad, sal y aditivos. Estaríamos aumentando colesterol, los triglicéridos y la presión arterial y, a medio plazo, nos arriesgamos a enfermedades cardiovasculares. Además, las dietas muy bajas en calorías —aunque incluyan alimentos de calidad— si se mantienen en el tiempo pueden provocar anemia, dermatitis y problemas gastrointestinales debido a la pérdida de vitaminas y minerales.
2- Elegí bien los alimentos
Un error frecuente se presenta en la elección de lo que vamos a comer. Optamos por productos etiquetados como “0% materia grasa”, que en realidad contienen azúcares para hacerlos más sabrosos; o por los “light” o “free”, que no significan “sin calorías”, sino simplemente que contienen algunas menos.
Por el contrario, existen muchos alimentos saludables que podemos incluir que aportan diversos beneficios, como las verduras. También hay otros que ayudan a saciarnos con mayor facilidad, como es el caso de la fruta, el yogur (natural y sin azúcar), la papa cocida y las pastas al dente (siempre integral).
3- Prestá atención a las cantidades (y a los frutos secos)
Que un alimento sea sano no quiere decir que haya vía libre para comerlo en grandes cantidades. Este es precisamente uno de los principales errores. Un ejemplo son los frutos secos, que son imprescindibles en una alimentación saludable —son fuente de ácidos grasos mono y poliinsaturados, como el omega 3, la fibra, las proteínas, los minerales y las vitaminas, entre otras cosas—. Pero también aportan numerosas calorías. Si abusamos, podemos sobrepasar las calorías diarias recomendadas por la Organización Mundial de la Salud: de 2.000 a 2.500 diarias para un varón adulto, y entre 1.500 y 2.000 para las mujeres.
4- Planificá las comidas
Dedicarles un poco de nuestro tiempo debería ser suficiente. Lo ideal es organizar la alimentación en función de la semana que vayamos a tener. Si es más estresante, por ejemplo, introduciremos más hidratos de carbono porque, a mayor gasto energético (ya sea físico o mental), más hidratos requerirá el cuerpo. En cambio, las personas con trabajos sedentarios o poco estresantes, al quemar menos calorías, deberían desechar los hidratos.