Poco a poco se van conociendo algunas de las secuelas que en la piel, el pelo, incluso el sistema nervioso deja el coronavirus a aquellos que se infectaron con él.
Aunque se haya atravesado sin síntomas, conviene ser cauto a la hora de volver a la vida normal. Sobre todo, a las actividades de alta intensidad que ponen el corazón a bombear a tope.
Según cuentan los médicos, parece ser que, tras la publicación de algunos estudios y gracias a las respuestas obtenidas en los chequeos post-Covid de afectados (e incluso de autopsias a fallecidos), sabemos que este virus es un riesgo para la salud cardíaca.
Se recomienda no realizar ejercicio físico de alta intensidad si se ha pasado la enfermedad, así como no retomar la actividad deportiva al nivel pre-Covid hasta que no se haya realizado una evaluación cardíaca previa.
La intención no es alarmar, sino tener capacidad para prevenir un daño posterior. Por ejemplo, evitar cuadros potencialmente muy graves -e incluso de riesgo vital- si existe alguna afectación cardíaca de la que no se tenía conocimiento.
Un corazón post-Covid puede mostrar signos de daño: “Fibrosado, inflamado o con cicatrices. Así se puede encontrar el músculo cardíaco tras el paso de la enfermedad”, explica el Dr. Alfonso Galán al portal Guapísimas.
Esta advertencia que hace nace de las conclusiones de diferentes estudios publicados por la comunidad científica internacional. Uno de ellos dejó claro que la salud cardíaca del 78% de los examinados estaba comprometida por los efectos del coronavirus. El 60% de los mismos presentaba inflamación miocárdica.
Estos dos datos se observaron independientemente de las condiciones preexistentes, la gravedad y curso general de la enfermedad aguda y tiempo desde el diagnóstico original.
Aunque basándonos en otras investigaciones pudiésemos reducir las cifras hasta el 50%, es en todo caso una incidencia muy alta, lo que le permite concluir que es más que probable que pasar la infección, independientemente de los síntomas más leves o agudos, deje un daño en el músculo cardíaco.
Si bien el deporte ayuda a mejorar el sistema inmune, no debe retomarse a la ligera, una vez pasada la enfermedad. Lo que se recomienda es intentar recuperar paulativamente la vitalidad perdida y hacerse una revisión para descartar el factor de riesgo.
En el British Journal Sports of Medicine se publicaron algunos consejos para retomar el deporte post-Covid:
– Antes de retomar, hayan sido asintomáticos o hayan pasado afectación severa, deben realizarse un reconocimiento médico para la aptitud deportiva.
– Se deben estudiar e incluir en la historia clínica síntomas como dolor, opresión torácica, palpitaciones, intolerancia al ejercicio y frecuencia cardiaca exagerada, esta última, sobre todo, en el periodo de recuperación posterior al esfuerzo.
– Será necesario realizar a los deportistas exploración cardiovascular con auscultación, toma de tensión y electrocardiograma en reposo.
– En caso de que hallen signos de afectación cardiaca, es preciso hacer una ecocardiografía y un electrocardiograma de esfuerzo y consultar con el cardiólogo.
– Si son deportistas con antecedentes de enfermedad moderada-grave por Covid -y que han precisado ser hospitalizados- será necesaria una evaluación integral de un cardiólogo del deporte. Si hay sospecha de lesión miocárdica, será necesario una resonancia magnética cardiaca.
– Cuando sea detectada afectación miocárdica, el regreso al deporte deberá ser gradual, bajo supervisión médica y con, al menos, seis meses de separación tras la superación de la enfermedad.