Básquet - Liga Nacional

Miércoles 28 de Abril de 2021 - 11:25 hs

El lado B de una semifinal sólo con los protagonistas esenciales

Metete en la intimidad de Obras para vivir un partido de playoffs sin gente. Sonidos, indicaciones, retos... Lo que antes no se escuchaba y hoy sí. El básquet es el mismo, pero con otro color y calor. Eso sí, se extrañan los hinchas y su comunión con los equipos.

Avenida Libertador al 7300 ya no es lo que era antes. Obras Sanitarias siempre ha sido sinónimo de encuentro, de charlas en la vereda entre amigos, familias o de simplemente conocidos que se juntaban a comentar sobre los equipos que jugaban esa noche. Ahora, de eso, no hay nada. Ya no se ven personas esperando ansiosas el comienzo de un encuentro, ni se escuchan susurros cerca del gimnasio, en la entrada de prensa y público.

Al ingresar al estadio, los sonidos son otros. Los equipos realizan su entrada en calor. Resuenan las voces de los asistentes y preparadores físicos con sus indicaciones a los jugadores: "Dale, dale, dale", "Más rápido", "Ahora con pelota". El sonido del parquet y el rechinar de las zapatillas se oyen más que nunca. Jamás se había escuchado tanto como esta vez. Los jugadores musicalizan con sus parlantes que se encuentran cerca del aro, bien bajito suena un poco de cumbia y reggaeton.

Una de las tribunas del estadio está completamente vacía. El color amarillo y negro distintivo del club reluce en todo su esplendor con sus butacas impecables. El sector de prensa que solía nuclear a todos los comunicadores ya no se encuentra su lugar. Se extraña la gente, el murmullo, los gritos y hasta los reclamos o enojos...

La charla táctica antes del inicio es protagonista. Por un lado, Sebastián González con su pizarra toda escrita les habla a sus dirigidos. En la banca opuesta, Gonzalo García, con sus indicaciones levantaba los brazos, gesticula con el barbijo que cubre su cara para hacerse entender. Los periodistas que inician la transmisión es otro de los momentos que irrumpe la calma.

El alcohol en gel es uno de los grandes protagonistas en esta nueva era. En las mesas donde se encuentra el fotógrafo, y el comisionado técnico y cerca del banco de suplentes hay un frasquito pequeño para limpiarse las manos. También se utiliza para higienizar el balón.

El silencio en el entretiempo predomina por completo. Solamente las palabras de los entrenadores se sienten. Mismo cuando sueltan un enojo ante los árbitros o les hablan a sus jugadores: "Dale Nico", "Bien Fabián, es por ahí" o Gonzalo en uno de los tiempos muertos donde se llegó a escuchar: "Nos están ganando todos los rebotes".

Todo resuena, todo se oye en un Templo del Rock casi desierto. Los retos son los menos. Hay más motivación, sobre todo de los jugadores más vocales, como es el caso de Martín Leiva, muy activo durante todo el juego, principalmente cuando está en el banco.

Al duelo electrizante, vibrante y apasionante entre Quimsa y Boca le falta algo. Hubiese sido completamente distinto con el aliento del público, con los cantos que llegaban de la tribuna, con las familias con el mate y las galletitas alentando a su club. Se extraña, claro que sí, pero ya volverán esas noches repletas de básquet, en las que los corazones latían fuertes, en las que el espectáculo y la comunión entre la hinchada y su club se sentía con pasión. Pronto volveremos a disfrutar, como en aquellas épocas que hoy se parecen lejanas, pero que seguramente no tardarán en volver. Que así sea.

Fuente: Liga Nacional