Leer ayuda a adquirir conocimiento, estimula la imaginación, mejora la concentración y nos hace más empáticos. Es un hábito que hay que fomentar y priorizar. Pero, a la vez, debemos prestar atención a nuestra vista.
Efectivamente, si nos acostumbramos a leer sin la iluminación adecuada, sin parpadear o sin descansar la vista, podríamos estar dañando los ojos. Estas son las cuestiones básicas que debemos conocer si no queremos acabar con un problema de miopía, fatiga visual o sequedad ocular.
Una buena iluminación
No debemos forzar la vista. Para ello, es fundamental leer en espacios bien iluminados. Esto significa lugares que garanticen la presencia de luz en toda la superficie del libro, evitando la luz directa y las sombras. Hay que hacerlo con la suficiente claridad y evitar el sobreesfuerzo. Y si es con luz natural, mejor.
No olvides parpadear
Para evitar la sequedad ocular, hay que parpadear de forma natural y a menudo, hidratando así los ojos. En su defecto, se pueden aplicar también lágrimas artificiales.
Mantené la distancia adecuada
De 50 a 60 centímetros, o lo que es lo mismo, unas tres manos. Esta es la distancia que debería haber entre los ojos y el papel o el dispositivo desde el que estamos leyendo. Sobre todo los niños suelen acercar los dispositivos electrónicos a los ojos, lo cual es dañino para la vista y se está convirtiendo en una costumbre que se debe corregir.
Descansá y mirá a lo lejos
Si no descansamos la vista lo suficiente estamos incrementando la fatiga ocular y la miopía. Se recomienda usar la regla 20-20-20, que implica 20 segundos de descanso mirando a seis metros por cada 20 minutos de lectura. Lo ideal sería combinar la aplicación de esta regla con otras actividades que requieran ver a lo lejos o que sean al aire libre.