De todos los cambios que el cuerpo atraviesa en el embarazo, las náuseas son de las más molestas y comunes. Aunque no a todas les afecta de la misma manera, lo usual es que inicien en las primeras etapas de la gestación y disminuyan o desaparezcan entre la semana 16 y 20.
A veces se dan por la mañana, pero los expertos también pueden darse en la noche o lo largo del día. No suelen representar un peligro para la mamá ni para el bebé, pero si son muy intensas, pueden ser una señal de hiperémesis gravídica.
Hay un par de cosas que podés hacer para disminuirlas y no sentirte tan mal. Una de ellas es adecuar tu alimentación. Eso sí, considerá que el cuerpo de cada una reacciona diferente y puede que algunas comidas te funcionen mejor que otras.
1- Alimentos blandos y fáciles de comer: la banana, el arroz y el pan tostado son ligeros para el estómago y te harán sentir un poco más llena, así que intenta ingerirlos para complementar una comida o como snack.
2- Batidos y sopas: seguramente, los días en los que las náuseas son muy fuertes no te apetece masticar ni un chicle. Para que no te quedes sin comer en esos momentos, probá alimentos con frutas y verduras, pero que estén en una presentación más fácil de digerir (como los batidos y sopas).
3- Leche de almendras: un vaso de esta leche fría en la mañana o en la noche puede reducir tus náuseas. Además, tiene nutrientes para fortalecer tu cuerpo en esta etapa.
4- Jengibre: podés consumirlo en un té, agregar un poco de ralladura a un pan o galleta, o usarlo como condimento. Revisá que sea natural y no un sustituto con este sabor.
5- Comidas frías: las calientes suelen estar acompañadas de olores más fuertes, por lo que aumentan las náuseas. Cuando las ganas de vomitar aparezcan, optá por platos fríos, como ensaladas o sandwiches.
6- Comé en cuanto te despiertes: un pan tostado, un poco de cereal o una manzana a primera hora de la mañana harán que tu estómago no se sienta vacío, por lo que tendrás menos náuseas.
7- Comidas pequeñas y frecuentes: en vez de tener tres comidas pesadas a lo largo del día, dividí tu alimentación en cinco o seis, con cuidando de no llenarte en cada una de ellas. El objetivo es que tu estómago no se sienta vacío en ningún momento.