El nombre de Andrés Nocioni está escrito en letras doradas en las páginas más gloriosas del básquet argentino. El oro olímpico en Atenas 2004, el bronce en Beijing 2008 y subcampeonato del mundo en Indianapolis 2002 son los logros más resonantes de su fabulosa historia con la Selección, un palmarés que se completa con una carrera fantástica a nivel de clubes con títulos locales e internacionales. Sus actuaciones lo llevaron a jugar en la NBA entre 2004 y 2012, periodo en el que vistió las camisetas de Chicago Bulls, Sacramento Kings y Philadelphia 76ers.
Pero el Chapu empezó a forjarse en la Liga Nacional, uno de los tantos talentos que el certamen vernáculo entregó -y sigue entregando- a lo largo de los años. Elegido como mejor sexto hombre de la Liga Nacional en 1998/99, en esa misma temporada disputó a siete partidos la final frente a Atenas como estandarte del sorprendente Independiente de General Pico.
Nocioni, actualmente radicado en La Pampa, recordó aquella experiencia en el streaming de la Liga Nacional previo a la cuarta final entre San Lorenzo y Quimsa: "Fue una experiencia vertiginosa, un club que tenía unos problemas importantes organizativos y económicos. Estuvimos bastante complicados durante todo el año, incluso se llegó a cortar al entrenador que era Flor Meléndez. No se esperaba que pudiéramos llegar a la final, que fue una final bastante trabajosa para el rival. Fue una sorpresa, yo tenía 19 años, tenía un mundo por delante y mi carrera iba en ascenso pero ahí fue el quiebre de mi carrera, demostré que podía dar un paso mayor, di un salto de calidad muy importante".
Nocioni, en sintonía con las apreciaciones que durante los últimos días entregaron Sergio Hernández y Julio Lamas, valoró la capacidad de la Liga de generar talento constante que Argentina exporta al mundo e identificó su importancia como un molde para los jóvenes: "La Liga Nacional nos dio todo, nos dio el inicio, nos dio ser profesionales, poder competir, eso nos dio la Liga Nacional. Después hay un salto grande y significativo que te lo da Europa. Argentina tiene la capacidad de generar talento, tiene jugadores, tiene potencial. Por eso es tan importante trabajar con inferiores, es tan importante el apoyo al deporte, no solo al básquet, a todo el deporte. Tiene que ser algo cultural, es un complemento de la educación. Tendría que ser algo de estado, apoyar al deporte amateur y de ahí para arriba, de a poco ir subiendo".
El Chapu, al igual que toda la Generación Dorada, fue parte del aspiracional que influyó a la nueva camada que está siendo protagonista tras las fronteras argentinas. Según Nocioni, el éxito de los jugadores a nivel internacional, con los recientes aterrizajes de Facundo Campazzo, Gabriel Deck y Luca Vildoza en la NBA, generará un efecto en el futuro: "Genera un boom en el básquet, gente que no está allegada hace que lo vea. Para bien y para mal, porque está el que no sabe y opina del deporte, pero también está el que manda a su hijo por lo que hace Campazzo. Están generando algo espectacular, porque nos pasó a nosotros, estos chicos son el resultado de habernos visto a nosotros y dentro de diez años tenemos chicos asegurados que hoy ven a Campazzo, Deck y Vildoza".
Sin embargo, el propio Nocioni marca una diferencia entre la primera avanzada argentina en la NBA y la actual: "Estos chicos se hicieron su propio camino, contra una adversidad: estar a la sombra de lo que fuimos nosotros como Selección argentina. Tiene un mérito gigante, un mérito mayor, porque nosotros no crecimos pensando que yo era igual que De la Fuente o Manu Ginóbili el próximo Pichi Campana. No nos pusieron esos adjetivos, no nos compararon. Lo que están haciendo es para sacarse el sombrero, para felicitarlos, pensábamos que iba a pasar mucho tiempo sin jugadores NBA y ya tenemos tres. Eso marca la tendencia de que el básquetbol argentino otra vez está siendo demandado a nivel internacional".
Si una singularidad destacó al Chapu a lo largo de su carrera fue su personalidad para brillar en los momentos calientes, en los cierres de partidos importantes o en finales. Sin embargo, Nocioni reconoció un proceso que debió atravesar para ir más allá de su carácter: "En un momento me perjudicaba lo del 'huevo, huevo huevo'. Me veía como un jugador limitado, que solo podía aportar eso. En Chicago empecé a abrir los ojos, y empecé a entenderque podía aportar muchísimas otras cosas, pero que a la vez lo podía complementar con personalidad. Fui madurando como jugador, creciendo, paso a paso. La personalidad en los momentos claves es muy importante. Se gana con talento, como Manu ganó finales en las cuales el talento le dio una gran mano, pero la personalidad lo acompañó, para tomar decisiones, no dar un paso al costado, dar un paso al frente y no hacia atrás. La personalidad es cave, es la diferencia entre el talentoso y el súper talentoso. Los mejores jugadores del mundo tienen un gen competitivo y de sed de mejora, de constancia, de trabajo, de disciplina, que es inevitable quitarlo. Hay jugadores muy talentosos, con capacidad de ser grandes jugadores, pero les falta el complemento que es la personalidad. La personalidad no solo es gritar y pegar una mano fuerte, no tiene nada que ver, es reaccionar ante los momentos adversos de manera positiva. Eso marca la diferencia".
Especialista en situaciones límite, Nocioni muchas veces las ha afrontado con molestias, dolores y lesiones. Mauro Cosolito, una de las figuras y capitán de Quimsa, reconoció durante el mismo streaming que intentará jugar la cuarta final frente a San Lorenzo pese a una ruptura de ligamentos en el codo izquierdo y una pequeña fractura. Chapu le dejó un consejo basado en su experiencia: "A veces uno por querer empujar el cuerpo, lo pone en una situación que puede traer un problema a futuro. Yo en Beijing forcé muchisimo para jugar la semifinal y la final, y esa lesión me trajo muchisimas complicaciones en Sacramento. Empecé como titular, con muchos minutos, pero con la lesión que tenía fui bajando mi rendimiento, no podía parar, y me trajo consecuencias a largo plazo. A nivel resultado fue fenomenal, medalla de bronce, no me puedo quejar, pero después me pasó factura. Hay que tener en cuenta cual es la lesión, cuales puden ser las consecuencias, y tener la cabeza fría que yo no la tuve. Son partidos que se quieren jugar, he jugado finales con dolores, he jugado partidos claves con alguna lesion no grave pero si importante que podía traer alguna consecuencia, he jugado con un desgarro importante y el primer cuarto fui un lastre. Entonces hay que ver, y analizar cada situación".