Guste más o menos, luzca más o menos, Penka Aguirre ya se metió en la historia grande de la competencia. Ser el armador de los últimos seis campeones de la Liga Nacional no es algo que se da todos los días y menos cuando tu rol es decisivo, sobre todo en partidos claves. Como pasó en el Juego 5 que definió al nuevo campeón. O, en realidad, al mismo de las últimas cinco temporadas.
Pero el santiagueño, lejos de colgarse medallas, se las saca y no le interesar igualarse con la elite de la elite. “No hay punto de comparación con lo que hizo Leo (Gutiérrez) o alguno de los otros que ganaron más que yo. Estoy muy contento, muy feliz. Intento disfrutarlo al máximo. Es muy difícil llegar a una final, y llegar a seis, más aún, así que bueno, yo creo que las ganas, siempre estar luchando, peleando, es lo que hace que hoy esté ahí”, reflexiona tras ganar el sexto anillo que lo ubica como uno de los siete más ganadores de siempre –junto a Osella y Leiva, por detrás de Mata, Milanesio, Campana y Leo Gutiérrez-.
“Siempre me preguntan cuál es el campeonato más especial. Creo que cada uno se disfruta a su manera. Este fue medio raro por el tema del Covid-19, que la verdad que es algo que afectó a muchísima gente. Nosotros tuvimos la chance de hacer lo que nos gusta y estoy muy agradecido poder hacerlo en este momento. Siempre disfruto cada momento que me toca, como lo voy a hacer ahora”, opina consultado sobre lo especial que tiene esta nueva conquista liguera.
Sobre este San Lorenzo, que se fue haciendo al andar, con empezó a los tumbos, incompleto, y se fue armando y afianzando con el correr de las semanas, también dio su opinión. “Creo que el equipo estaba preparado para llegar a una final. Lo demostramos desde mediados de enero en adelante, pudiendo conformar bien el plantel, porque habíamos empezado con la mitad, ya que había varios que estábamos jugando afuera. Pero ya, a fines de enero, cada uno sabía su rol, y nos fuimos complementando para formar este equipo. Nos sirvió mucho ese rodaje y cuando llegamos a la final ya estábamos asentados. Creo que todos aportamos nuestro granito de arena para conseguir el título”, evalúa en charla con Prensa AdC.
Sobre el último partido, en Obras, consideró que lo decisivo fue el temple de todo el campeón. “Creo que la mentalidad del equipo estuvo bien. Ellos habían jugado muy bien el primer tiempo, nosotros no. Sabíamos que teníamos que revertir la agresividad, que no la tuvimos hasta ese momento. Ellos estaban confiando en que se podían llevar el juego fácil porque se sentían cómodos en ataque, y en el segundo nosotros mejoramos atrás, los pusimos incómodos y hemos podido dar vuelta el partido”, completó.
Y se fue. Como si nada hubiese pasado. Penka ya prepara su segunda mano para poner anillos, pero lejos está de sentirse dentro de la elite de nuestra competencia.