El entrenador de Colón, Eduardo Domínguez, charló en forma extendida con Julio César Canteros, periodista de LT10 sobre muchos temas. En un gran tramo de la nota se tomó el tiempo para hablar de su vida: sus amigos, boliches, la música que le gusta, su historia de amor con Brenda y más.
J.C.: ¿Te gusta la música?
Depende el estado de ánimo. Soy del rock nacional. Encontré algo en la cumbia santafesina que me gustó, encontré algo que la otra vez no. Soy de la música más tranquila, tirando al reggae. No me encierro en ningún tipo de música.
Me gustaba de pibe “La 25” por eso use mucho tiempo la camiseta 25. Después algo de los uruguayos “No te va a gustar”
J.C.: ¿Ibas a los boliches?
Si, de chico si, ahora no. Íbamos a cualquier lado, no era siempre al mismo lugar, a veces ni salíamos y nos quedábamos con amigos. El jugador la pasa bien, no tiene el boleto asegurado (risas). A mi me gusta pasar desapercibido
J.C.: ¿Eras bueno para bailar?
No, era malísimo. No era de encarar, por mi timidez, mi forma de ser.
J.C.: Contame la historia con Brenda
Mi señora me tuvo que sacar el beso. El padre de uno de mis mejores amigos era amigo de Carlos Bianchi, cuando venían para acá nos juntábamos. Y yo la veía desde los 12 o 13 años, ella de 15. Imaginate que yo a los 12 no tenía idea. Después cada uno hizo su camino. Cuando ella vuelve nos encontramos de vuelta, a mi me quedaba de paso un lugar donde ibamos a comer y ahí nos veíamos. Con mi timidez no charlaba nada (risas). Teníamos un grupo lindo con los primos de ella, tenía 25 o 26 años. Era uno más y no nos buscábamos, nos conocíamos y estaba todo bien.
J.C.: ¿Tenes muchos amigos en el fútbol?
Tengo amigos, no muchos. No soy muy amiguero, soy más solitario
J.C.: ¿Agua, vino o gaseosa?
Agua y vino, gaseosa no.
J.C.: ¿Asado o pastas?
Según, más el asado que la pasta. La hago yo a la pasta, es rica. Hago fetuchini, los amaso yo, corto a cuchillo. Es una descarga amasar.
J.C.: ¿Te hubiera gustado ser cocinero?
No, siempre entrenador. Si terminaba el colegio y no jugaba en primera me iuba a inclinar para administración de empresas o contador. Pero por suerte fui jugador y sigo mi carrera como entrenador. Lo que se vive acá no se vive ninguno.
J.C.: ¿Te enamoraste de Santa Fe?
Me trata bien la ciudad, me siento muy bien acá.
J.C.: ¿Sos cabulero?
No, para nada. Debería haber usado la misma ropa que en la final, pero con River ya estrené todo. No es lo mío.
J.C.: ¿Sos tranquilo?
Los nervios están, pero la procesión va por dentro. Este caso en particular me transmite tranquilidad el equipó. Esto es ganancia, en sí lo que me da la tranquilidad es la voluntad del jugador en la semana. Ese esfuerzo, el exigirse, llegaremos a los partidos con la tranquilidad de que damos todo.
J.C.: Un recuerdo, que te haga reír mucho
Nos juntábamos con unos amigos de la infancia y era enfermo de Chacarita mi amigo. Jugábamos a la “play 1” y en ese momento salíamos o nos quedábamos jugando. Cuando jugábamos con Chacarita uno de los pibes se me colgaba del alambrado “Jugador compulsivo de la play, sos horrible”. Iba a sacar laterales y mi amigo estaba colgado del alambrado.