25 de enero de 2010. TD Garden de Boston. Los Celtics reciben a los Clippers. En las filas locales, Kevin Garnett, Paul Pierce, Rajon Rondo, Ray Allen... Por los visitantes, Baron Davis, Marcus Camby, Chris Kaman... y JamesOn Curry, un base de 1,90 metros que había llegado hacía 72 horas con un contrato de 10 días. A falta de 3,9 segundos para el final del tercer cuarto, el entrenador Mike Dunleavy le reclama. Va a hacer su debut en la NBA. Y, sin saberlo entonces, también historia.
Porque después de disputar esos 3,9 segundos en los que ni pudo tocar el balón, Curry no volvería a jugar en la NBA. Es la carrera más corta que jamás se vio en la mejor Liga del mundo. "Fueron los cuatro segundos más rápidos de la historia", decía recientemente. De aquel día no conserva la camiseta ni las zapatillas. Sólo el recuerdo. Al día posterior al debut, los Clippers lo despedían para poder firmar a Bobby Brown. Pese a sus intentos por regresar a la mejor competición del mundo, nunca pudo. Calidad no le faltaba para haber hecho carrera, pero altercados fuera de la cancha se lo imposibilitaron.
JamesOn, llamado así por su padre (James) y un familiar (Leon), llegó a promediar 40,3 puntos, 7,3 rebotes y 6,0 asistencias en el instituto Eastern Alamance de Mebane, en su Carolina del Norte natal. Para entonces hacía tiempo que se había comprometido con la Universidad del estado, los míticos Tar Heels. En un partido de su último año de high school, ante un pabellón a reventar, anotó 47 puntos con los que batió el récord histórico estatal: 3.302 puntos. Más que David Thompson, James Worthy... y ¡Michael Jordan!
A la mañana siguiente, estando en clase de arte, le llamaron desde el despacho del director. Le esperaban los ayudantes del sheriff. "Pensaba que venían a pedirme autógrafos", cuenta ahora. Le detuvieron dentro de una operación antidrogas. Había vendido marihuana a un policía infiltrado. Comenzaba así una sucesión de delitos y condenas: se declaró culpable, le dejaron en libertad condicional y tuvo que trabajar durante 200 horas en servicios para la comunidad. Fue expulsado del equipo y, lo que era mucho peor, la Universidad de Carolina del Norte le quitó la beca.
Curry se fue a la de Oklahoma State, donde tuvo tres años notables. En el tercero y último tuvo medias de 17,3 puntos y 3,7 asistencias. En contra de los consejos de quienes le rodeaban, se presentó al draft en 2007. Los Bulls le escogieron en el puesto 51 y le mandaron a la Liga de Desarrollo. Jugando allí volvió a meterse en problemas. La policía le vio orinando en la calle. Echó a correr y le detuvieron. Le acusaron de dos delitos menores. Pero aquello pesó menos que perder un vuelo destino a Nueva York porque se perdió con el coche por Chicago. Estaba cerca de que los Bulls le concedieran la oportunidad de debutar en la NBA. Le cortaron en verano. "No poder subir a ese avión lo arruinó todo", lamenta.
Llegó el debut en la NBA
En 2008 jugó algunos partidos en el Pau Orthez francés, donde no duró demasiado. Se fue a Chipre antes de regresar a la G League para enrolarse en los Springfield Armor de Massachusetts. Jugando allí, fue cuando los Clippers le contrataron y le hicieron debutar en la NBA. "Ojalá hubiera durado más. En aquel partido, me sentí como una persona normal, me sentí como un jugador de baloncesto normal. Me sentí como en casa, como si ese fuera el lugar al que pertenecía", sentencia.