Con la llegada de las altas temperaturas en el país, surge la pregunta sobre la conveniencia del uso del aire acondicionado, tanto en ámbitos laborales como la propia casa, ante la vigencia de pandemia.
Hay que recordar que el SARS-CoV-2 se transmite principalmente a través de la inhalación de partículas finas de aerosol que pueden permanecer en el aire durante horas, según estudios publicados a lo largo de la pandemia.
¿Cómo funciona un equipo de aire acondicionado? el sistema toma el aire que hay en el ambiente y lo vuelve a distribuir solo con cambios en la temperatura. Es decir, así tal cual como entra al aire, con todo e impurezas, así sale, los equipos de refrigeración tipo split no renuevan el aire del ambiente, sólo lo enfrían. Por eso se sumamente importante usar equipos de aire acondicionados en ambientes que también tengan ventilación cruzada, esto es posibilidad de abrir ventanas o puertas.
En general si los sistemas de refrigeración no renuevan el aire, los expertos no recomiendan su uso en ambientes cerrados. La excepción son algunos sistemas de ventilaciones centrales, usados en edificios, que extraen el aire del exterior.
Para entender el proceso y cuánto afecta un equipo de refrigeración es necesario tener en cuenta cómo el SARS-CoV-2 infecta a los humanos. Sandra Cordo, doctora en Ciencias Químicas e investigadora del CONICET, explicó que “los virus infectan células a través de una molécula receptora, se genera una interacción, la célula permite la entrada del virus, y comienza a producir nuevas partículas virales dentro de cada célula, se producen y liberan más virus. El sitio de replicación que cuenta con este receptor se encuentra en el sistema respiratorio”.
Y agregó: “Por aerosoles, las personas pueden ser infectadas de una forma muy eficiente y las cargas virales van directamente a la zona baja de los pulmones o aparato respiratorio debido a su pequeñísimo tamaño”.
El doctor Jorge Aliaga, físico argentino que trabaja en el campo de los sistemas dinámicos y es investigador de la UBA y el CONICET, recalcó: “El riesgo cero no existe, pero podemos minimizarlo ¿Cómo? A través de la ventilación cruzada, continua, distribuida y medida".
En el contagio por aerosoles, según el físico, hay menos riesgo cuando hay menos personas en el mismo espacio, cuando hay menos emisión (al usar barbijo o en base a qué actividad se lleve adelante) y cuando pasamos menos tiempo en ambientes cerrados.
“A mayor cantidad de personas, actividad y tiempo transcurrido en un lugar cerrado, mayor ventilación tiene que haber. La clave es esencialmente optar por una ventilación natural al aumentar la renovación de aire interior abriendo ventanas y puertas para provocar un flujo de aire; ventilación cruzada al abrirlas en lados opuestos de la habitación; continua cuando el aire se renueva siempre y nunca se acumula aire respirado y distribuida cuando no se acumula aire sin renovar en ningún lugar del ambiente”, explicó Aliaga y precisó: “La mejor ventilación es la cruzada, continua y distribuida”.
No es lo mismo el uso de aire acondicionado en la oficina o en un local comercial con gran movimiento de personas y escasa posibilidad de abrir ventanas, que usar el split en nuestra casa con nuestro grupo conviviente. La probabilidad de contagio depende del tiempo que estamos expuestos al ambiente, en caso de que hubiera aerosoles portadores del virus SARS-CoV-2. Cuantos menos individuos haya en el espacio, menos probabilidad de contagio se registra.