El FMI estimó que la Argentina crecerá 3% este año y 2,5% el próximo, y advirtió que inflación alta "corre el riesgo de afianzarse", según su último Panorama Económico Mundial.
El pronóstico del FMI está por debajo de las proyecciones del Gobierno, que fijó en un 4% el crecimiento del PBI para este año. Además, el Fondo Monetario proyectó un crecimiento mundial para este año del 4,4%, medio punto por debajo del pronóstico anterior, principalmente por las rebajas en las calificaciones de Estados Unidos y China.
En su informe difundido desde Washington, bajo el título "Creciente número de casos, una recuperación interrumpida y mayor inflación", el organismo recomendó endurecer la política monetaria para controlar la inflación en los países donde "tiene una base amplia junto con una fuerte recuperación". O bien, cuando la inflación alta "corre el riesgo de afianzarse, como en algunas economías de mercados emergentes y en desarrollo y economías avanzadas", descripción que involucra a la Argentina.
La número dos del FMI, Gita Gopinath, consideró que cuando la inflación "tiene una base amplia junto con una fuerte recuperación, como en Estados Unidos, o cuando la inflación alta corre el riesgo de afianzarse, como en algunas economías de mercados emergentes y en desarrollo y economías avanzadas, se debe retirar el apoyo extraordinario de la política monetaria".
"Varios bancos centrales ya han comenzado a subir las tasas de interés para adelantarse a las presiones de los precios. Es clave comunicar bien la transición de la política hacia una postura más restrictiva para garantizar una reacción ordenada del mercado", enfatizó.
Para el Fondo, la salida de la pandemia y la plena recuperación económica "están ambas al alcance de la comunidad internacional", pero aclaró que el menor espacio fiscal durante la crisis sanitaria y el aumento de la inflación "presentan desafíos de política económica complicados. Por lo tanto, será fundamental una cooperación internacional decisiva y eficaz".
En su reporte, el organismo consideró que para la economía mundial, 2022 "arranca en condiciones más débiles de lo esperado. A medida que avanza la nueva variante ómicron del virus que provoca la COVID-19, los países han vuelto a instituir restricciones a la movilidad. A raíz del encarecimiento de la energía y de los trastornos en el suministro, la inflación es más alta y más generalizada de lo previsto, sobre todo en Estados Unidos y en numerosas economías de mercados emergentes y en desarrollo".
"Además, la contracción que está experimentando el sector inmobiliario de China y la lentitud imprevista de la recuperación del consumo privado han limitado las perspectivas de crecimiento", añadió. Asimismo, consideró que "suponiendo que las expectativas inflacionarias se mantengan bien ancladas, la inflación debería disminuir poco a poco a medida que se disipen los desequilibrios entre la oferta y la demanda en 2022 y que responda la política monetaria de las grandes economías".
En ese sentido, evaluó: "A medida que suban las tasas de política monetaria de las economías avanzadas, podrían surgir riesgos para la estabilidad financiera, así como para los flujos de capital, las monedas y la situación fiscal de las economías de mercados emergentes y en desarrollo, especialmente teniendo en cuenta que los niveles de deuda se incrementaron significativamente en los dos últimos años".